No comparten ni dieta ni ejercicios físicos específicos, sino una cualidad que influye en sus hábitos durante toda la vida y que podría estar detrás de los cerebros de los superancianos
A los 45 años, el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer a lo largo de la vida es de 1 en 5 para las mujeres y de 1 en 10 para los hombres. Y aunque la genética influye, los llamados “superancianos” desafían estas probabilidades. Este término acuñado por el neurólogo Marsel Mesulam, hace referencia a personas que con 80 años mantienen una memoria como si tuvieran hasta treinta años menos. Su cerebro es diferente. Ahora, tras 25 años de investigación, un nuevo artículo publicado en la revista Alzheimer's & Dementia nos resuelve la duda de por qué y asegura que existe un rasgo de personalidad que comparten todos los superancianos: son extrovertidos.
Evidentemente, existen factores que aumentan el riesgo de padecer enfermedades como el Alzheimer, tanto modificables como la salud cardiovascular y los hábitos de vida, como no modificables como la edad y la genética. Las investigaciones demostraron que aquellas personas con ascendencia europea y dos copias del APOE4 tienen un 60% de posibilidades de desarrollar Alzheimer a los 85 años. Pero lo que se ha visto ahora es que todos son sociables y tienen más neuronas de von Economom que se asocian con la sociabilidad que sus pares, y también más que personas mucho más jóvenes.
Los superancianos tienen más conexiones
Los superancianos estudiados (290 en total, además de numerosos ancianos que donaron su cerebro a la ciencia), no comparten una dieta mágica, ni un entrenamiento con ejercicios específicos. No toman la misma medicación ni viven en el mismo sitio, pero sí les une la manera en la que ven las relaciones y la forma en que se conectan. Tienden a ser personas extrovertidas, un rasgo de personalidad que parecen compartir todos ellos. Según Tamar Gefen, coautora del análisis y profesora asociada de psiquiatría y ciencias del comportamiento en la Escuela Feinberg, no se trata necesariamente de conexiones sociales, sino de conexiones en general. “Hay personas conectadas con la tierra, con sus ancestros, con sus nietos y con su arte”, aseguraba a la NBC.
Los cerebros de los superancianos podrían estar construidos de manera diferente. En términos estructurales, mantienen un grosor cortical estable sin el adelgazamiento característico del envejecimiento. Además, su corteza cingulada anterior -una zona cerebral clave en la motivación, las emociones y la toma de decisiones-, es más gruesa que la de personas más jóvenes y cuentan con más neuronas asociadas al comportamiento social y con células entorrinales de mayor tamaño, indispensables para la memoria.
El efecto de socializar
Si hablamos del grosor, socializar podría ayudarnos a proteger la disminución del volumen cerebral que se produce con la edad y el aislamiento. La soledad puede aumentar los niveles de cortisol y si este se mantiene en niveles altos durante largos periodos de tiempo, puede provocar una inflamación crónica que dañe las neuronas y aumente el riesgo de demencia.
La Dra. Sofiya Milman, profesora de medicina y genética en el Colegio de Medicina Albert Einstein de Nueva York, estudia a centenarios sanos y afirmaba en el New York Times que también tienden a ser extrovertidos y a tener una actitud positiva ante la vida. En general, se cree que nuestra longevidad se debe en un 25% a nuestros genes y en un 75% a nuestro entorno y estilo de vida. Y hace apenas un año una comisión de The Lancet estimó que hasta el 45 % de los casos de demencia podrían prevenirse si las personas practican ejercicio con regularidad y no bebían alcohol en exceso. Ahora también sabemos que ser más sociables nos ayuda a envejecer mejor y a tener un cerebro sano y joven durante mucho más tiempo.
Fotos | Andrea Piacquadio en Pexels
En Trendencias | 112 adivinanzas originales con respuesta incluida
En Trendencias | Qué significa shippear, la palabra de moda en redes sociales
Ver todos los comentarios en https://www.trendencias.com
VER 0 Comentario