Una producción donde la comedia, la amistad y las citas se fusionan
Con un pie más en los 30 que los 20, un día te topas con una frase de Isabel Allende que podría bien resumir tu vida en un párrafo: "Echo una mirada hacia el pasado y puedo ver el mapa de mi viaje, si es que eso puede llamarse un mapa; parece más bien un plato de tallarines. Si uno vive lo suficiente y mira para atrás, es obvio que no hacemos más que andar en círculos." Algo así le pasa a la protagonista de 'Sin medida', una sabe que cuando toca reinventarse, toca innevitablemente mudarse. De casa, de ciudad, de país. No es una huida, es un rayito de fe por creer que ahí fuera nos espera algo nuevo, una parte de nosotras mismas que aún no hemos descubierto. La esperanza latente de dejar de andar en círculos.
Esta serie de Netflix va un poco de eso. Se acaba de estrenar y ya está arrasando, quizás porque es una romcom y tiene tintes a lo 'Emily in Paris', pero también a lo 'Bridget Jones'. Aquí Jessica (Megan Stalter), una neoyorquina cuyo sueño frustrado ha sido siempre ser directora de cine, atraviesa un drama digno de película, una ruptura amorosa que la deja debastada emocionalmente. Es algo que va de la mano de que tu novio te deje por una influencer despampanante, interpretada de forma brillante por Emily Ratajkowski.
La protagonista vuelve a vivir con su hermana (Lena Dunham), su madre (Rita Wilson) y su sobrino y su abuela. Es ahí cuando su cuñado (Andrew Rannells) la recomienda para un puesto en una agencia de Londres y su vida da un giro de 180 grados. Y es que la promesa de empezar una etapa en otro escenario es justo lo que necesita. Pasear por las calles de Londres sintiéndote un poco Rene Zellberger en 'Bridget Jones' no tiene nada de patético, por mucho que en la película nos vendieran lo contrario. No olvidemos que ella era una mujer que tenía el trabajo de sus sueños, un piso propio y un grupo de amigos implacable. El amor ya vendría luego.
Al principio nada es el cuento de hadas que ella se espera, hay más de comedia que de romance y eso siempre nos atrapa. Para qué negarlo. De hecho, empezamos a ver cierta similitud en la vida de la protagonista con la de la directora de la serie, Lena Dunham, que tras una ruptura con un músico, se mudó a Londres y comenzó una relación con otro músico. Los paralelismos resultan obvios, pero al final una piensa, las cosas más banales, las ligeramente autobiográficas siempre funcionan porque nos atañen más fuerte. Quizás por eso te enganchas casi sin querer desde el primer capítulo de la serie. Piensas: "podría ser yo". Tomando un coctel de malas decisiones, improvisando a duras penas, sin ningún tipo de guion. Es que en esta vida vamos sin ningún tipo de guion.
Fotos | Netflix
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