En Suecia, nueve millones de personas han estado pegadas a la pantalla para ver unos alces cruzar un río. Así es la nueva televisión en la que no pasa nada, pero engancha

Estamos tan cansados de todo que solo queremos programas con los que echar el freno. Ver a 70 alces mudándose antes del verano es uno de ellos

Anabel Palomares

Editor

Cuando solo había un canal en la televisión, todos veíamos lo mismo. Ahora que cada vez hay más y más contenido de todo tipo lo que buscamos es algo con lo que podamos estar presentes y que sea diferente a lo de siempre. Algo para salir de la rutina con el que encontrar calma, algo que el ritmo de vida actual parece no permitirnos tener. Nueve millones de personas lo han conseguido con el viaje de tres semanas de setenta alces, el último gran éxito de la slow TV.

De contenido de nicho a fenómeno internacional. La llamada slow TV es una filmación íntegra, o en directo, que se emite sin ningún tipo de edición y que se puso de moda en la televisión pública noruega (NRK) en 2009. Transmitieron un viaje de tren de Bergen a Oslo. Siete horas y 16 minutos de trayecto en el que nadie te contaba nada. 1,2 millones de noruegos sintonizaron el programa con una cuota de mercado del 15%. Lo que comenzó como un programa de relleno por si se perdía la señal, se ha convertido en un fenómeno denominado "sakte-tv" en noruego, "televisión lenta" en castellano.

Hay quien dice que fue Andy Warhol quién inició esta tendencia con su película ‘Sleep’, donde se veía al poeta John Giorno durmiendo durante cinco horas y 20 minutos. Se estrenó en el Gramercy Arts Theatre en 1964. Solo había nueve personas de público y dos de ellas se marcharon. Ese mismo año, el poeta experimental Ron Padgett publicó un soneto en respuesta a la película que consistía en un “zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz” constante.

Luces, cámara y poca acción. Esa slow TV es un género televisivo que muestra diferentes eventos en tiempo real, sin cortes de ningún tipo, ni música de fondo ni narración. Fuera de Noruega también tienen éxito, como ha pasado recientemente con la Gran Migración de Alces de Suecia. 478 horas de retransmisión del viaje anual de los alces o wapitíes hacia los pastos de verano. Se emitió por primera vez en la emisora ​​pública SVT en 2019. Aquel año casi un millón de personas lo sintonizaron y en 2024 fueron ya 9 millones. Como afirmaban en The Guardian, todavía no se han publicado las cifras oficiales de audiencia de la temporada de este año del “Den stora älgvandringen”, pero SVT ya ha confirmado que habrá una octava edición el año que viene.

En Utrecht, Países Bajos, se hace una transmisión en directo con una cámara submarina que permite a los espectadores no solo ver, sino tocar un timbre virtual que abre la esclusa para dejar pasar a los peces que desovan. Hay programas de cinco días sobre viajes en barco o especiales de doce horas en tiempo real sobre tejer. Estados Unidos importó el viaje en tren de Oslo a Bergen para emitirlo en más de 100 canales de televisión y también produce un programa en el que durante seis horas, podíamos ver a un rebaño de ovejas pastando bajo las viñas de Shafer Vineyards, a las afueras de Napa, California. British Airways emitió en alguno de sus vuelos el viaje en tren y hasta Netflix hace slow TV con su chimenea.

¿Por qué nos atrae desde un punto de vista psicológico? En una sociedad hiperestimulada, el ritmo pausado y sin estrés de la slow TV es realmente interesante y nos ofrece un contrapunto a ese exceso. Es más, puede llegar a producir un efecto mindfulness según la Universidad de Melbourne. La sensación de estar presente de verdad, aunque sea a través de la televisión, se parece a una meditación pasiva que puede mejorar la atención plena y la concentración, especialmente si lo que vemos es en un entorno natural. La exposición a entornos naturales, incluso a través de medios digitales, puede tener beneficios restaurativos para la atención y la reducción del estrés.

Nos invita a pensar y sobre todo, a parar. Per Arne Kalbakk, editor de ética en NRK afirmaba que aunque filmar un barco no es un gran logro filosófico, “la profundidad puede estar en muchas cosas, y el regalo de simplemente sentarse y observar cómo la naturaleza se acerca y se mueve frente a tu ventana a través del televisor… tiene un efecto relajante”, pero a la vez estimulante. Te hace pensar sin obligarte a ello, invitándote de una forma natural. Esa lentitud, según Geir Berthelsen fundador del World Institute of Slowness, conduce a "mejor salud y más oportunidades de vivir una buena vida".

Este estudio publicado en Science concluyó que las personas son más felices cuando están presentes en lo que hacen, incluso si es algo monótono. La slow TV se enfoca en esto, en simplemente estar sin divagaciones. Se ha empezado a explorar la slow TV como una forma de consumo de “higiene digital”, es decir, como una estrategia para mitigar la sobrecarga informativa y emocional del entorno digital.

El periodista neoyorquino Nathan Heller aseguraba en The New Yorker que la slow TV parece lenta en parte porque, a diferencia de nuestra experiencia habitual del mundo, “no está moldeada por la conciencia interior. En lugar de ahogar la vida interior de sus espectadores, parece querer ser un telón de fondo que pueda suscitar sus propias reflexiones”. Es un paisaje que se mantiene imperturbable, “pero cobra significado e historia según lo que evoca en tu mente. No se ejecuta a la velocidad de la luz del drama narrativo, sino al ritmo de la experiencia real”. Ese ritmo relajado en el que no se nos exigen respuestas rápidas ni decisiones, sino solo una atención sostenida en el presente, nos permite tener la sensación de "estar allí", conectando con la naturaleza aunque estemos en plena ciudad.

El futuro es lento también en la televisión. En vista de los datos de audiencia que siguen creciendo, está claro que este género llega para quedarse, aunque es imposible saber hasta dónde llegará. Un viaje por el círculo ártico alcanza en YouTube 2,8M de visualizaciones. Este vídeo a la orilla de un río en el que vemos a patos simplemente viviendo, 16M de visualizaciones y un vídeo de 10 horas de las estrellas, 2.8M de reproducciones.

Fotos | Den stora älgvandringen

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