Lo que la Casa Real británica no ha aprendido ni con Diana de Gales, ni con Meghan Markle ni con Kate Middleton

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Qué bien queda cuando una mujer acompaña a un miembro de la Casa Real británica, con su sonrisa incrustada (que en la mayoría de los casos significa "¿quién me mandará meterme aquí?") y su tocado de firma en un acto público. La cosa cambia cuando ésta sufre un percance, el cual lidera los titulares del mundo, y es entonces cuando la Corona espeta un silencioso "Chica, ahora te las apañas tú solita".

La Casa Real destaca por dos aspectos. El primero es que se le da de fábula esconder debajo de la alfombra todo lo que ataque a un miembro directo, aunque de tanta suciedad siempre se les acaba escapando algo. Y la segunda es su facilidad a la hora de lavarse las manos cuando un problema recae sobre la consorte de uno de los suyos, dejándola totalmente desamparada ante los leones, prensa y opinión pública.

Situación que se ha repetido a lo largo de las décadas y que hemos presenciado en Lady Di, Meghan Markle y, actualmente, Kate Middleton. Sobre la última, cabe destacar que el globo terráqueo no hace otra cosa que conspirar  acerca de dónde está, qué le ocurre o por qué no da la cara. Recordemos que la duquesa de Cambridge se sometió a una cirugía abdominal el pasado mes de enero.

Kate, la última en caer

Lo que desató las habladurías sobre la mujer del príncipe Guillermo vino de que NO había una imagen suya desde Navidades, y las que se publicaban advertían de que estaban manipuladas o no se trataría de la propia Kate. Esta misma semana, 'The Sun' compartía un vídeo de Middleton junto al heredero al trono. ¿Y qué pasó? Que pocos se lo creyeron.

Y es que a la duquesa le analizaron la altura, la forma de andar, los pómulos y hasta el pelo. Esto es lo que tiene que uno pueda decir lo que se le antoje por redes sociales, maravilloso, pero en todo este entramado conspiranoico la Corona británica no ha movido ni un dedo por pararlo.

Meghan, la mala

El caso de Middleton ya lo vislumbramos previamente con Markle. La decisión del príncipe Harry por apartarse de la Corona y plantar el huevo en California junto a la actriz de 'Suits' fue el detonante por el que la última, sin comerlo ni beberlo, acompañara su título de duquesa de Sussex con el de "La mala de la película".

El pueblo británico le atribuyó la culpa de la retirada de Harry y la condenó en vida. De hecho, se la criticó por no estar presente en los últimos momentos de Isabel II, y eso que Kate tampoco estuvo en el lecho de muerte de la soberana.

Lady Di, y el precio de su libertad

Qué te voy a decir de la icónica Diana que no ya no sepas. Conoció el precio y el lado oscuro de ser princesa y se decantó por la libertad, siempre anteponiendo el bienestar de sus hijos. NUNCA gozó de la protección de la Casa Real, ni formando parte de ésta ni en sus últimos momentos de vida.

Así quedó evidenciado el 31 de agosta de 1997 cuando la "jauría de perros", como apodó Guillermo al despliegue de paparazzis que acosó a su madre, la persiguió hasta que el vehículo en el que se encontraba se estrelló en el túnel del puente del Alma de París. Una escena fatídica donde murió Lady Di, pero nació un mito que permanecerá intacto hasta la eternidad. Le pese al royal que le pese.

Fotos | Gtres

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