Después de una semana buscando casa, tengo algo que decir

Después de una semana buscando casa, tengo algo que decir

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Después de una semana buscando casa, tengo algo que decir

Me he puesto el sombrero de buscar pisos (cualquier ocasión loca es buena para ponerse uno porque nunca encuentro la ocasión para ponérmelo) y me he ido de tiendas. Bueno, en realidad lo que he hecho es navegar por todas las páginas más famosas de venta y alquiler de viviendas con el batín de señora juzganta desde casa. Y sin sombrero, por supuesto.

He visto cosas (y casas) que harían vomitar a Rambo. Casas que te hacen pensar que vivir en un armario ropero no es tan mala opción. Pisos que parecen el escenario de una película que de tan mala nunca se rodó. He visto fotos de esquinas, lámparas con telarañas, dormitorios con bisabuelas momificadas, salones-comedores-baño, sofás con manchas sospechosas…

Vale que hay casas y casas, que un un altillo en Vallecas no se vende tan fácil como un ático en la Gran Vía de Madrid. Vale que no es lo mismo una finca nueva con las paredes lisas y recién pintadas que un piso de antes de Cristo con gotelé amarillento y con algo de roña. Vale, una vez somos conscientes de qué queremos vender o alquilar deberíamos pensar seriamente en el cómo hacerlo. Sobre todo en el “cómo no hacerlo”.

He pasado una semana buscando casa y esto es lo que tengo claro:

1. No flash, please.

A todo el mundo le puede entrar a las 3:00 de la mañana una necesidad imperiosa de poner fin a su relación con su actual vivienda pero puede esperar a la mañana siguiente. No necesitas que los destellos de Dios entren por las ventanas, simplemente aprovecha la luz natural. No juegues a ser el Pocholo inmobiliario sacando fotos con flash a sitios muy negros con cosas muy ilegales.

Ohp

2. Limpia y da esplendor.

Una vez al año no hace daño y mira, así ya tienes una buena excusa para fregar la montaña de cacharros, pasar la aspiradora y despedirte de esa peculiar mascota que tienes debajo de la cama. Hablando de camas… hazla. No juegues a ser Julio Iglesias mostrando tus ficticios triunfos amorosos.

Limpiar

3. Neutralidad.

Tú casa ya no va a ser tu casa, va a ser la casa de otro, así que intenta eliminar toda “tu alma”: retira cuidadosamente las fotos de tus antepasados romanos, las estampitas, los rosarios, las vírgenes de escayola a tamaño real, dioses o extrañas movidas demasiado personales. Entonces, y solo entonces, el buen rollo estará asegurado. No juegues a ser Rappel enseñando lo más íntimo (he dicho Rappel pero cualquier tía de la Interviú también valdría).

Susto

4. Baja la tapa.

Puede ser que a la mayoría de la gente le dé igual que no bajes la tapa o que tengas un derrape orgánico propio o ajeno en el wc. Puede ser, no digo que no. Baja la tapa y no quitarte la camiseta para hacer una foto frente al espejo también sería un detalle.

Wc2

5. Mejor no ver.

Uno de los recursos más utilizados es el famoso “mejor ver” porque uno no siente que las fotos representan a su palacete de 35 metros o porque ha decidido hacer todas las fotos a la nevera o al pasillo o a la cama desde distintos ángulos. Que sí, que la cama isabelina caoba es maravillosa (tengo miedo) pero no busco cama, busco piso. Gracias, muy amable. No juegues a ser…

Oh

Mira, sí. Juega. A tener la mejor casa del mundo para que todo el mundo desee visitarla. En definitiva, juega a las casitas. Del juego de los médicos ya hablamos otro día.

Gifs: Giphy

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