En Embelezzia os hemos presentado todo tipo de fascinantes hoteles y resorts pero para mí el Hotel Martin’s Patershof, ubicado dentro de una iglesia neogótica en Mechelen, Bélgica, se lleva la palma.
El exterior es la típica imágen de la fachada de un sitio religioso bien conservado que, si no fuera por los carteles, no adivinarías que se ha convertido en un hotel de 4 estrellas de lo más peculiar.
Nunca hubiera imaginado cómo quedarían el lobby, las habitaciones y las distintas salas hasta el comedor dentro de una iglesia del siglo XIX que formó parte de un monasterio franciscano y que ha sido restaurada y transformada en distintas etapas hasta lo que es hoy día: un lugar excepcional.
Yo pensé lo mismo: ¿se puede comprar una iglesia y reconvertirla en un hotel?. Pues por lo que parece, sí. A finales del año 1990, los hermanos de la orden quisieron dejar el lugar y venderlo. Claro está, hallaron comprador para esta maravilla de edificio neogótico (previamente desacralizado), con retablo, vitrales y rosetón, arcos y ventanas ojivales y columnas. Un particular la adquirió en el 1999.
El 2008 fué año de renovaciones definitivas realizadas con un gusto exquisito, moderno y lujoso, para ser inaugurado la primavera pasada. No tengo palabras para explicar el efecto de semejante empresa: las fotos hablan por sí solas.
La decoración de las habitaciones, exquisita combinando los colores fríos del edificio y parte del mobiliario con el cálido marrón chocolate del resto de los muebles y cortinajes: el contraste es elegantísimo.
Dos fotos más arriba es lo que parece: el comedor para desayunos dentro de la capilla. Y la superior, el restaurante en planta baja. No me digáis que no es un cuadro extraordinario …
Los pasillos de las habitaciones parecen sacados de un museo, custodiadas por columnas neogóticas (pie liso y capitel corintio), muy bien iluminadas con luz semi-indirecta para realzar su valor. En la galería de imágenes verás la sala de conferencias en otro espacio sacro.
Simplemente, me he enamorado de este lugar encantado en el que valdría la pena la experiencia de pernoctar al menos una vez, no por su simbología religiosa (al menos en mi caso) sino por su elevado valor arquitectónico.
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Sitio oficial | Martin’s Patershof
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