Las mejores colecciones Otoño-Invierno 09/10 de la Cibeles Madrid Fashion Week, días 2, 3 y 4 (I)

Las mejores colecciones Otoño-Invierno 09/10 de la Cibeles Madrid Fashion Week, días 2, 3 y 4 (I)
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A pesar de haber vuelto a casa con sobrepeso, la maleta rota, y haberme dejado en madrid el vino que regalaba Ion Fiz en su desfile de ayer, Cibeles ha valido más la pena que nunca, porque las tres últimas jornadas de la Madrid Fashion Week han dado lo mejor y lo peor de la Semana de la moda de la capital madrileña: desde el señor de la costura por excelencia, don Elio Berhanyer y su mujer elegante y atemporal, hasta un Carlor Diez imposible pero genial, pasando por jóvenes promesas, ni tan jóvenes, ni tan promesas...

¿Mis caballos ganadores? Ailanto, Hannibal Laguna, Krizia Robustella y Nicolas Vaudelet, pero primero, un repaso por todo lo que ha acontecido en el pabellón de Ifema número 14.1 durante dos intensas jornadas y media.

A los hermanos Muñoz, más conocidos como Ailanto, se les nota su pasión por la moda, son encantadores, y su colección inspirada en el universo de Oscar Wilde, a pesar de estar basada casi en su totalidad en prendas oversize, ha sido una de las más comentadas estos días entre bastidores en Cibeles: sus pantalones de tweed, sus faldas de corte cincuenta, sus abrigos militares y sus chaquetas de punto afelpado, a parte de sus vestidos victorianamente vaporosos, merecen un notable alto en cuestiones de estética.

Eva Amaral se hizo enseguida con la marinera de la primera foto, juraría que la llevaba ayer al desfile de Carlos Diez (y sino, era la de Chanel), pero mi preferida es esta color crema que lleva Marta Español, de doble solapa y perfecta.

Por cierto, gracias por la shopping bag, es de una calidad suprema.

Doce de la mañana (y diez minutos...) y el ambiente se caldea. Andrés Sardá pone a tono a un todavía dormitado público con su parade de la superheroína: de Morticia Adams a Grace Jones, pasando por Catwoman. Sensualidad romántica en tonos malva, verde, rojo y negro, sexy de manual en conjuntos de lencería delicada y provocación elegante en tops de pedrería para salir de fiesta, en un desfile cañero, dinámico y necesario por completo.

Lo música de Psicosis que dio comienzo al desfile de Duyos no pudo ser más premonitoria, y es que, su oscurísima pasarela y un foco dirigido por un iluminador despistado (que me imagino que ya debe estar en la cola del paro) hizo que la misma modelo (Marina Jamieson) se cayera dos veces de bruces contra el suelo, y eso que todos los zapatos del desfile eran mocasines totalmente planos (tuvieron mucho éxito entre las maniquís, por cierto, porque a más de una la ví salir ayer del último backstage con ellos puestos).

Lo bueno es que el picado de Marina se quedó en lo puramente anecdótico cuando la extraña atmósfera propia del Hitchock más negro se adueñó de la sala Neptuno dejando de lado cuestiones técnicas.

Su homenaje se alejó todo lo que pudo del cliché, y nada tuvo que ver con una Grace Kelly o una Tippi Hedren femeninas, gráciles, y cándidas sino que más bien plasmó el espíritu de una mujer misteriosa y rígida, nostálgica pero nada ñoña.

Los colores que predominaron fueron en azul cobalto, el crema, y el caldera, hubo lana y plumas, paillettes y seda (genial el contraste de materiales), mucho pantalón tobillerode día y bermuda de noche, harem (de esos hubo en todas las colecciones sin excepción), brocados, tweed, y mucho drapeado. Y aunque los abrigos tricolores y algunas siluetas me recuerden demasiado a Marni o Miu Miu: Duyos, we love you.

Torretta ya no es Roberto Torretta sino Fred Tutino, pero lo correctamente sobrio sigue siendo la premisa de la firma levantada por el creador de origen argentino y su legión de amigas celebrities, véase Ana García Siñeriz, Carmen Posadas, Blanca Suárez, o una excelsa Nieves Álvarez (no se puede estar más guapa con un blazer gris y unos jeans) siempre lo celebran.

El desfile fue algo sobrio de más, el negro ejerció de hilo conductor y las siluetas rectas de anfitrionas de honor, solamente rompieron los esquemas el malva, el gris, y el berenjena, y algunas formas fortuitamente amplias.

Eso sí, el esmoquin, sigue siendo el rey de la fiesta.

Javier Larrainzar parece que nada en sus mismas aguas, pero no. Su perfil de clienta es parecido (solamente hace falta hacer un repaso por su front-row) pero su camino es algo más esperanzador sin llegar a nadar en el exceso ni la abundancia. Geniales sus colores, sobre todo la mezcla de mostaza y malva, y genial la construcción minuciosa de sus looks poniendo especial énfasis en los complementos (sobre todo, guantes y gafas).

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