Nos conquistó cuando salieron a la luz las primeras imágenes de Iñaki y Ainhoa. Cuando estalló aquel huracán mediático que situaba a la infanta Cristina como 'la cornuda del reino', fue su hijo, sufridor de todo aquello, el encargado de darnos una lección de educación. Aunque el tema era peliagudo, siempre se mostró atento con los reporteros.
Rara vez ha sido amable Victoria Federica con la prensa. De Froilán, más de lo mismo. Doña Elena no es la alegría de la huerta y su madre, la reina Sofía, aunque siempre muestra su mejor sonrisa ante la cámara, evita cualquier pregunta incómoda a través de la inmensa red de seguratas que lleva consigo.
Con Pablo sucede algo distinto. Él no lleva gorilas a su lado ni sale corriendo cuando ve una cámara. Con educación, responde a las cuestiones que le plantean los reporteros y evita dar demasiados detalles. Es amable, cauto, tierno y siempre comprensivo. Aunque no le resulta cómodo enfrentarse a según qué preguntas, siempre sabe salir airoso de la situación sin parecer desagradable.
Iñaki y Pablo Urdangarin - Gtres
Y es precisamente esa educación, ese saber estar, el que ha demostrado en su encuentro con Ainhoa Armentia. Tal y como relata Informalia, Iñaki y su novia acudieron juntos a un partido del muchacho. Al final del mismo, Pablo saludó al nuevo amor de su padre con cordialidad. Según Hola, fue "un saludo fugaz" sin romper "el espacio acotado". Es decir, Pablete fue correcto y comedido.
Fotos | Gtres
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