120 bombillas por vecino alumbran sus edificios centenarios
A finales de noviembre, Santillana del Mar volverá a encender las luces de su alumbrado navideño e inaugurará el escenario de cuento con el que cada invierno se proponen superar su propio récord de visitantes. Aunque son muchos los pueblos con encanto que, por esas fechas, hacen lo mismo, hay algo en cómo lo hacen aquí que consiguen que el concepto se más especial que en otros lugares de España e incluso que Europa.
Quizá sea su casco histórico, de preciosas calles empedradas, que ha llegado hasta nuestros días prácticamente intacto o esa manera de celebrar la Navidad apostando por una estética clásica y elegante, donde las grandes protagonistas son las más de 120 bombillas por vecino que iluminan el pueblo durante las noches más oscuras del año.
Uno de los centro neurálgicos es el mercadillo navideño, que ocupa el corazón de la villa entre fachadas centenarias que se iluminan en cuanto cae la tarde. En sus puestos se pueden encontrar todo tipo de productos locales, siempre muy ligados a Cantabria: quesadas recién hechas, sobaos tiernos que huelen que alimentan a mantequilla y ese orujo típico de la tierra que calienta el cuerpo.
Aunque también hay cerámica y textiles artesanales, de los que se han fabricado despacio y con el cariño de un oficio aprendido durante generaciones. Cada caseta parece tener detrás una historia familiar y es un lugar extraordinario para comprar regalos singulares de los que puedes estar seguro que nadie más hará.
La Plaza Mayor es otro de los puntos clave de a ambientación navideña del pueblo. En especial, es el lugar al que hay que acudir para escuchar villancicos en vivo y que los más pequeños participen en talleres. Además, todo está decorado con motivos tradicionales cántabros, lo que da al conjunto una identidad muy marcada y alejada del decorado genérico de otros mercados navideños europeos.
A esperas de descubrir las novedades del programa para 2025, por años anteriores, sabemos que el Parque de Revolgo se transforma en una auténtico pueblo navideño dentro de Santillana del Mar con un lago, nieve artificial, renos y osos. Por supuesto, allí también hay un espacio donde los Reyes Magos reciben a los niños y un buzón para que mandar sus cartas.
Para los adultos, no obstante, es el videomapping de la Plaza Mayor lo que merece una mención especial. Allí se llevan a cabo proyecciones sobre las fachadas históricas, con música y luz, inspiradas en las raíces culturales de Cantabria. Es un espectáculo que sorprende por cómo se integra con la piedra antigua, sin imponerse sobre ella y hace de algo tan genérico como la Navidad, algo particular, único e irrepetible en culquier otro lugar.
Entre compras, luces y villancicos, también queda tiempo para la parte más espiritual de la Navidad. La Colegiata de Santa Juliana siempre está ahí, recordando los siglos de historia que esconde este lugar pero transformada con su iluminación nocturna para recibir a los feligreses en sus misas navideñas. Hasta la Cabalgata de Reyes está declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. En ella trabajan más de 500 personas para dar vida a escenas bíblicas que recorren el pueblo.
Foto de portada | Ayuntamiento de Santillana del Mar
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