Un nuevo éxito global para una ficción de habla no inglesa
'Nadie nos vio partir' es el último fenómeno global de Netflix de habla no inglesa. Es una de esas series que te atrapan no solo por el guion sino porque sabes que pasó de verdad. Siendo asó, no solo emociona, también duele.
Basada en el libro autobiográfico de Tamara Trottner, la miniserie mexicana dirigida por Lucía Puenzo y protagonizada por Tessa Ía, Emiliano Zurita y Gustavo Bassani revive un caso que marcó la infancia de su autora: el secuestro que ella y su hermano sufrieron a manos de su padre a finales de los años sesenta.
Durante dos años, su padre los mantuvo alejados de su madre, llevándolos de país en país: de Francia a Israel, pasando por Italia o Sudáfrica. Una huida constante que escondía una historia de celos, poder y culpa. Lo que entonces no tenía nombre, hoy lo reconocemos como violencia vicaria, que es aquella en la que uno de los progenitores daña a los hijos para castigar al otro. Además, en el México de 1969, ni siquiera era delito.
La serie recoge ese contexto sin morbo, pero con crítica y una emoción que deja al espectador sin aire. Trottner tenía cinco años cuando todo ocurrió. Medio siglo después, decidió contarlo en su novela 'Nadie nos vio partir' (Alfaguara, 2020), el libro que escribió siguiendo una máxima muy potente: “Un escritor que no se desnuda no merece ser leído”. El resultado se ha convertido en una de las adaptaciones más potentes que han dado las plataformas de streaming en lo que va de año.
Una huida, dos miradas
La serie se abre con Valeria Goldberg (Tessa Ía), una madre que un día vuelve a casa y descubre que sus hijos y su marido han desaparecido. Lo que sigue es una búsqueda desesperada que atraviesa fronteras, sistemas judiciales y los límites de la cordura. Pero ¡Nadie nos vio partir' no se limita al suspense del secuestro. En realidad, lo que retrata es un campo de batalla: el de una mujer enfrentada al peso de su comunidad, a la humillación social y a un sistema que no concebía que una madre pudiera ser víctima.
Leo Saltzman (Emiliano Zurita), el padre, es un hombre atrapado en su propio ego, manipulado por el poder patriarcal de su familia, mientras Valeria encarna la resistencia. Ella no es una heroína clásica: es una mujer que se equivoca, que duda, que cae y se levanta. Y en esa humanidad está el motor de la historia.
Quizás lo más refrescante de 'Nadie nos vio partir' es cómo se aleja del cliché de la telenovela mexicana. No hay villanos caricaturescos ni giros imposibles, sino personajes llenos de matices y heridas. Los cinco episodios condensan lo justo sin relleno. Cada escena tiene su peso y efecto
Manteniendo el equilibro entre lo íntimo y lo político, una cuidada puesta en escena que convierte el viaje en una especie de road movie con trenes, aeropuertos, hoteles, pasaportes falsos… y, detrás de todo, dos niños que aprenden demasiado pronto lo peor del ser humano.
De México para el mundo
En apenas una semana desde su estreno, la serie se ha colado entre lo más visto en 37 países y ha legado a ocupar el segundo puesto en España, solo por detrás de 'Animal'. Y no es casualidad porque tiene ese tipo de historia que trasciende fronteras.
Es una serie sobre el poder, el amor y el perdón, contada con sensibilidad. No busca el escándalo, sino la comprensión. Tamara Trottner, que hoy tiene 61 años, lo resume así: “Con los niños no se juega, punto. Pero también hay que entender que todos somos humanos, que el perdón libera”.
Netflix ha encontrado en esta producción mexicana algo que el público llevaba tiempo pidiendo: una ficción sobria, intensa y profundamente humana. Si te gustan las series basadas en hechos reales, pero detestas el sensacionalismo, esta te va a reconciliar con el género.
Fotos | Netflix
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