Me he visto la nueva temporada de 'Emily in Paris del tirón' y necesito diez más: siempre a favor de lo absurdo

Era uno de los estrenos más esperados de Netflix para cerrar el año por todo lo alto y no me defraudó. He vuelto a devorar otra temporada más de 'Emily in Paris', otra más que me ha tenido pegada a la pantalla con tramas de lo más absurdas, los clichés más manidos sobre Roma y París y su buena dosis de cursilería. Seamos honestas, una no se pone esta serie en busca del giro de guion que le cambie la existencia, una pulsa el play añorando un poco de confort, una producción que no se tome demasiado en serio los dramas intrínsecos de la vida, que nos obligue a dejar de pensar por un tiempo y sucumbir a la idea de que en la ficción todo es posible. 

'Emily in Paris' abre su nueva temporada en otra ciudad europea: Roma. Y cuando parecía que ya había integrado todos los tópicos sobre los franceses en su serie, ahora le toca a los italianos. Aquí hay para todo el mundo y oye, solo por ver pasear a Lily Collins por los lugares más emblemáticos de mi ciudad favorita, ya me merece la pena. Las nuevas tramas amorosas están servidas, cada vez más surrealistas, eso sí. Pero bueno, ahí le damos la razón a Darren Star, guionista de la serie, el amor de todo de menos lógico. 

Emily arranca una nueva etapa laboral y sentimental en Roma. Tiene corte nuevo, un novio italiano, por supuesto, y encarna el tópico del cine cuando el protagonista quiere empezar una vida de cero. Es un renacer, pero con glamour, un apartamento de ensueño y problemas livianos que solo hacen que nos olvidemos por un rato de los nuestros. ¿Cómo no te la vas a ver del tirón? Y es que no lleva ni una semana en Netflix y ya es la más vista de la plataforma. Todos la critican de petarda, pero todos la ven hasta el final. "Chica, no hay que tomarse todo tan en serio", pienso. 

Más allá de Emily, mi personaje indispensable desde la primera entrega fue Sylvie Grateau, interpretada de forma sublime por Philippine Leroy-Beaulieu. La directora de la emblemática agencia de marketing en la que trabaja Emily siempre consigue ser la más estilosa y auténtica del show. Es como si las calles de Paris y Roma se hubiese convertido en su propia pasarela de moda. Su amuleto es su carácter y en esta temporada también lo sacará a relucir. Desde aquí no puedo hacer más que animarte a que veas esta nueva temporada. Es ficción en su mayor esplendor, sí, pero es que el cine también está para fantasear. A mi parecer, está principalmente para eso, para sacarnos aunque sea un ratito de la realidad.

Fotos | Netflix

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