Reconozco que no soy demasiado fan de los vestidos largos por mucho que año tras año, especialmente en verano, vuelvan para convertirse en outfit indispensable. Y es que lejos de esa idea de que solo casan con un look eminentemente hippie, estos son una de las prendas más polivalentes que existen: de día, de noche, para ir a la playa, de fiesta, o de calle.
Y es que la clave es que normalmente son comodísimos. Anchos, vaporosos, con caída, vamos, que permiten movimiento a la vez que lo disimulan todo.
Nicole Richie es una de sus mayores fans y es que fué de las primeras en hacer de los maxi-vestidos su prenda de cabecera además de ponerlo de moda entre las embarazadas.
Como veís, Heidi Klum ha seguido sus pasos.
De calle, y si una no es muy fan del estilo boho-folk, basta emular a Blake Lively y decantarse por un modelo más de tipo camisón y combinarlo con unas sandalias joya.
Tal y como también hace Kate Hudson de la mano de este modelo de estilo griego.
O hacer de lo hippie algo rockero según los preceptos de Taylor Momsen. ¿La clave? Tirar de vestido tye-dye y añadirle multi collares en cadena y gafas de aviador.
Para ir de viaje la opción más cómoda es esta que nos presenta Rihanna: algodón elástico. Practiquísimo.
Y de noche la versión que más triunfa es la estampada en colores chillones. Mi preferido: el modelo de Rosie Huntingdon-Whiteley en plan túnica y estampado trampantojo.
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