Que tu móvil no quepa en tu bolsillo no es casualidad. La brecha de género también está en tus prendas de ropa favoritas

Desigualdad consciente en nuestro armario

Noemí Valle

Editor

Basta con pasarse por algún que otro escaparate de una tienda para observar que la comodidad en cuando a moda no siempre es algo imprescindible. Hablamos especialmente de las tendencias orientadas hacia un público femenino, aunque bien sabemos que la ropa no tiene género. No vamos a ha hablar de corsés o faldas de tubo de los más incómodas, sino de los bolsillos. Un detalle que parece imprescindible en las chaquetas y pantalones para los hombres, pero que reducen su tamaño o incluso desaparecen en muchas de nuestras prendas.

Según una encuesta de YouGov de 2020 en el Reino Unido, cuatro de cada diez mujeres habrían vuelto a dejar una prenda en el perchero al darse cuenta de que no tenía bolsillos. Ahora vemos en los desfiles de alta costura cómo las modelos se pasean por las pasarelas internacionales con las manos metidas en los bolsillos. Las cosas están mejorando, sí, pero está claro que en pleno 2025 aún no existe paridad en los tamaños.

La desigualdad en cuanto a los bolsillos no es algo nuevo en el universo de la moda. En el siglo XVIII, donde las siluetas estaban profundamente ceñidas al cuerpo, unos bolsillos grandes donde poder guardar nuestras pertenencias eran totalmente incompatibles con los diseños. Te volvías más dependiente de los hombres y si no, pues un bolso, que por mucho que nos gusten, los de la época se llevaban en las manos limitando los movimientos.

En el libro 'Pockets: An Intimate History of How We Keep Things Close', Hanna Carlson arrojaba un poco de luz sobre el asunto, explicando que no fue hasta el siglo XX cuando se empezó a atacar esta cuestión. De hecho, fue la diseñadora McCardell, una de las primeras mujeres en tener su propia marca quien empezó a diseñar prendas que se adaptaban de verdad al cuerpo de las mujeres, pero sobre todo a las necesidades de sus vidas cotidianas. Había bolsillos y eran de lo más prácticos. Eso sí, no fue pionera en ello porque Coco Chanel ya lo hacía para aquellos que podían darse el lujo de tener sus diseños. McCardell se enfocó más en la producción en masa, en democratizar los bolsillos.

Hoy en día tampoco han cambiado las cosas de forma radical. Y la industria de la moda está tan centrada en crearnos la necesidad de usar bolsos que parece que no interesan demasiado esas prendas con grandes bolsillos al estilo de las que llevan los hombres. ¿Para qué?, si nuestras pertenencias ya las llevamos en un compartimento aparte. Ahora esta idea también está empezando a calar en la moda masculina y nos encanta: ¡bolsos para todos!, pero ellos siguen con sus bolsillos XL y a nosotras no nos entra muchas veces ni el móvil.

Estos últimos años el debate ha vuelto a nosotras bajo los hashtags #WeWantPockets y #pocketsInequality en redes sociales, incluso existen perfiles especializados en la lucha contra los bolsillos pequeños en las prendas femeninas como @meri.pocket. Y es que cuántas prendas tenemos con bolsillos diminutos o peor aún que son puro decorado. Ahora vemos unos cargo y nos emocionamos con tanto bolsillo, pero no siempre fueron tendencia y aunque poco a poco vamos evolucionando hacia diseños más funcionales y conscientes, aún quedan muchos bolsillos que coser.

Fotos | @meri.pocket, Dmitriy Steink en Pexels

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