El motivo por el que hoy tenemos gatos en casa es bastante macabro. No fue ni por utilidad ni compañía

La razón por la que los primeros humanos tuvieron gatos no es tan tierna como crees

María Yuste

Editor Senior

Tal vez pensabas que nuestros antepasados domesticaron a los gatos porque eran útiles contra los ratones o porque son adorables... Sin embargo, dos estudios recientes apuntan a que los orígenes de nuestra convivencia con estos felinos tuvo un inicio mucho más turbio, cuando millones de gatos fueron criados y sacrificados  después en masa en los templos del antiguo Egipto. Eso sí, cabe destacar que ambos estudios son preimpresiones y aún están esperando una revisión formal por pares.

Los michis se domesticaron 6.000 años después de lo creído. Durante mucho tiempo, se había creído que los gatos empezaron a domesticarse hace más de 9.500 años, cuando se acercaron a las primeras aldeas agrícolas en busca de presas fáciles, como los roedores y alimañas que merodeaban los depósitos de grano de estos asentamientos. Sin embargo, nuevos análisis genéticos, óseos e iconográficos han puesto en duda esta teoría. De hecho, investigadores del primer estudio, liderados por el arqueólogo Sean Doherty, defienden que la verdadera domesticación del gato no empezó hasta hace unos 3.000 años, con el auge de la diosa egipcia Bastet.

Louvre Museum

De sacrificio ritual a mascotas, y pasando antes por fertilizante. Asociada a la protección y el hogar, Bastet era representada al principio con cabeza de leona, pero alrededor del primer milenio a. C. adoptó rasgos felinos más dulces. Con el auge de su culto se construyeron templos en su honor y se sacrificaron millones de gatos como ofrenda religiosa. Y cuando decimos "millones", lo decimos literalmente. De hecho, en los templos había tantos gatos momificados que, en época victoriana, toneladas de ellos se llevaron a Gean Bretaña para ser usados como fertilizante.

Dóciles para el sacrificio. Aunque se estima que el control de roedores probablemente también influyó en la domesticación del felino, la religión pudo haber sido más importante. En este contexto sagrado (por no decir macabro), los gatos eran seleccionados por su docilidad. No porque los necesitaran para desempeñar trabajo agrícola o por mera compañía, sino para facilitar su participación en rituales. De este modo, rasgos domesticables como el carácter tranquilo fueron transmitiéndose y afianzándose, hasta dar lugar al gato doméstico tal y como lo conocemos hoy. Claro que, entre medias, algunos antiguos egipcios probablemente también acogieran a los gatos en sus hogares como mascotas, según creen los investigadores.

Son los dioses de la casa por algo. Así fue como se cree que el culto a Bastet y   los egipcios consideraran a los gatos como manifestaciones de esta diosa podría haber facilitado la dispersión de los gatos. De este modo, la conclusión que podemos sacar es tan fascinante como inquietante. Los gatos llegaron a nuestras casas no por lo útiles o cariñosos que pudieran ser, sino porque los convertimos primero en ídolos… y luego en víctimas. Visto así, el que hoy sigan comportándose como si todavía fueran dioses cobra mucho más sentido.

Foto de portada | Rafaëlla Waasdorp

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