Parece el escenario de 'Juego de Tronos', pero es el pueblo español medieval anclado en el pasado más auténtico

Existe un pueblo en el corazón de Navarra que está atrapado en el pasado y visitarlo es como un viaje en el tiempo hasta una época de caballeros. Ujué es una localidad medieval del siglo XII con un aspecto épico, levantada en lo alto de una montaña con una fortaleza coronándolo todo. Sus calles de piedra, sus arcos y sus rincones te transportarán directo a la Edad Media. 

Este pueblo tan épico está repleto de casitas de piedra, que rodean la fortaleza y caen por la ladera de la montaña, formando un laberinto de callejones y pasadizos medievales intacto. Ujué no es un pueblo demasiado grande, pero su entramado es tan empinado que lo ideal es pasear despacio y sin rumbo, desconectando y disfrutando de la historia. 

Todas las calles confluyen en un mismo punto, el corazón de Ujué: el santuario fortaleza de Santa María. En su origen, fue un templo románico del siglo XI levantado sobre otro templo anterior. Sin embargo, de esta época solo quedan las bóvedas. Carlos II 'El Malo' mandó sumarle una nave gótica y varias torres con almenaras para darle un aspecto defensivo, que le ha valido el título de Monumento Nacional.

De esta joya arquitectónica destaca el pórtico, con una impresionante representación de la Última Cena y de la adoración de los Reyes Magos. También merece la pena visitar el patio de armas del siglo IX y la Vírgen de Ujué, una pieza del siglo XII forrada en plata que descansa al lado del corazón del monarca, por orden del mismo en 1385. 

Otras paradas inolvidables son la Plaza de la Pilarraña, situada en la parte baja del pueblo y un ejemplo precioso y compacto de la arquitectura medieval de Ujué. Algo similar ocurre con la Plaza Mayor, también llamada Plaza Grande, que conecta con la Plaza Municipal a través de un pasadizo llamado el Portal, parte de la muralla original. 

Un paseo muy empinado te llevará hasta la ermita de San Miguel, un templo del siglo XIII que fue derribado en 1806, pero del que aún se conservan los muros, la portada y la espadaña con el hueco para las campanas, dejándonos las vistas más espectaculares de Ujué entre sus ruinas. Culminamos la escapada con unas buenas migas al pastor típicas de la localidad y un atardecer sobre los llanos, para poder decir que hemos exprimido este viaje a fondo. 

Fotos | @visitnavarra, @lospueblosmbe.

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