El pueblo costero rodeado de playas y acantilados que hay que ver en Galicia: con un templo del siglo XVII y una cueva marina

En la zona más agreste de Costa da Morte hay una pequeña villa marinera que casi nadie visita, porque está demasiado lejos de todo. Sin embargo, el esfuerzo es recompensado nada más bajar del coche, porque este pueblo mantiene intacto todo el encanto del pasado, rodeado de bosques y playas de ensueño. Y, por si fuera poco, tiene los mejores percebes del mundo. 

Corme es una antigua aldea primitiva de interior con una zona portuaria que se mantiene activa a día de hoy. Su tradición pesquera se remonta a principios del siglo XX, pero en la actualidad siguen viviendo de la pesca del percebe. Este crustáceo es tan importante para ellos que tiene un monumento en pleno muelle y una festividad gastronómica: la Fiesta del Percebe do Roncudo en julio. 

La zona costera de Corme está repleta de casas marineras de colores muy pintorescas, todas ellas levantadas en torno al puertito, que siempre está ajetreado y lleno de vida. La aldea interior es más rural, pero tiene visitas preciosas como la iglesia de San Adrián del siglo XVIII o la capilla de San José, un templo rural y barroco del siglo XVII. 

Lo mejor que tiene Corme son los percebes, considerados unos de los mejores del mundo, y la naturaleza. Para disfrutarla podemos hacer una caminata tranquila de tres kilómetros hacia el faro Roncudo. Esta estructura de 1920 es sobria y sencilla, pero sus vistas al Atlántico y a la costa son un sueño. A su lado tiene las Cruces de Corme, que miran al mar y honran a los marineros que perdieron la vida en estas costas. 

Además de esta ruta de senderismo, Corme tiene playas coquetas y preciosas. La playa de Osmo es diminuta y encantadora, pegada al núcleo urbano y protegida por acantilados, con una cueva marina que podemos visitar cuando baja la marea: Furna de Osmo. A su lado está la Playa de Ermida, que tiene muy cerca la famosa Pedra sa Serpe, una roca presuntamente precristiana tallada en forma de serpiente, ahora coronada por una cruz cristiana. 

Puede que en los meses de frío el mar gallego esté demasiado frío para un chapuzón, pero siempre es maravilloso poder mirarlo mientras comemos unos percebes de calidad en algún restaurante de la ría y convertimos Corme en el mejor plan de otoño. 

Fotos | Turismo Galicia, Viajes Camino de Santiago.

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