Lo que pasa en la Villa Olímpica se queda en la Villa Olímpica: historias del sexo en los Juegos

La noticia saltaba en los últimos días: el COI repartirá 450.000 condones entre los deportistas de la Villa Olímpica. Vamos, unos 42 por deportista, haciendo un cálculo rápido. Si incluimos en el reparto al staff técnico, bajaría la cosa a aproximadamente 26 por cabeza. Pase lo que pase sobre las pistas de atletismo, en las piscinas o en los campos de fútbol, Río 2016 ya ha batido su primer récord: nunca antes se habían alcanzado cifras similares.

¿Por qué reparte condones el Comité Olímpico Internacional?

Pues la respuesta es bastante sencilla: porque sabe que en las villas olímpicas se practica sexo. Mucho sexo. Y las máximas autoridades del deporte no parecen confiar demasiado en que los deportistas recuerden la protección una vez metidos en faena. Por cierto, además de los 450.000 condones, se repartirán también 150.000 preservativos femeninos y 175.000 botes de lubricante.

Los Juegos Olímpicos de Barcelona, en aquel ya lejano 1992, fueron los pioneros en el reparto de condones. Desde entonces, la práctica no solo ha continuado sino que, en cada edición, aumenta el número de preservativos repartidos. En Sydney 2000 fueron 70.000 (de inicio) y hubo que pedir una partida extra de la misma cifra porque se terminaron antes de lo previsto. En los Juegos Olímpicos de Invierno de Vancouver (2010), se distribuyeron 100.000 y tampoco fueron suficientes. En Londres 2012, la media de condones por atleta fue de 15, casi la tercera parte de lo que se repartirá este año. Vamos, que la demanda no deja de crecer.

¿Cómo influirá el Zika en el sexo en Río 2016?

El virus Zika ha sido una de las grandes preocupaciones de los meses previos a Río 2016. Solo en Río de Janeiro, la segunda ciudad más poblada del país, se han detectado 26.000 casos entre sus seis millones y medio de habitantes. La transmisión sexual es uno de los métodos de propagación de este virus, por lo que la presencia de preservativos en la Villa Olímpica está más justificada que nunca.

El Zika ha puesto en peligro la participación de algunos deportistas en esta edición de las Olimpiadas. El golfista norirlandés Rory McIlroy, uno de los favoritos en su disciplina, renunció a participar para evitar los riesgos, por pequeños que fueran. Igual que el tenista Milos Raonic, que anunció a través de su perfil en Facebook su retirada de los Juegos:

En España, Pau Gasol fue el primero en confesar sus reticencias acerca del virus, cuando declaró que se estaba planteando su participación. Finalmente acudirá, y suponemos que seguirá las indicaciones del Comité Olímpico Español: manga larga y repelente de insectos (patrocinado).

Pero, ¿realmente hay tanto sexo en la Villa Olímpica?

«La Villa se convierte en algo salvaje, el centro del sexo más grande en el que he estado nunca». Eric Shanteau, nadador olímpico.

La respuesta es un rotundo sí. No lo decimos nosotros, lo dicen quienes han vivido la experiencia en primera persona, los deportistas. Y añaden que «lo que ocurre en la Villa Olímpica, se queda en la Villa Olímpica». Al más puro estilo Las Vegas.

Parece que esa frase la pronunció por primera vez Summer Sanders, nadadora norteamericana y ganadora del oro olímpico en Barcelona 92. Pero muchos son los que, desde entonces, han secundado la idea.

«Hay mucho sexo. He visto gente practicando sexo al aire libre, en la hierba que hay entre los edificios». Hope Solo, deportista olímpica estadounidense.

«Entre el 70 y el 75% de los deportistas mantienen relaciones sexuales durante los Juegos Olímpicos», afirmó Ryan Lochte, también campeón olímpico de natación, tras su participación en Atenas 2004 y Pekín 2008.

Los nuevos tiempos han traído también nuevas formas de contactar para los deportistas. Mientras que Hope Solo, campeona olímpica en fútbol en 2008 y 2012, afirma que ligar en la Villa Olímpica era tan sencillo como preguntarle a alguien «¿qué deporte practicas?», los deportistas que participaron en los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi, en 2014, encontraron en Tinder su gran aliado. «Tinder en la Villa Olímpica es el siguiente nivel. ¡Son todo atletas!», fue lo que declaró la snowboarder estadounidense Jamie Anderson.

¿Por qué hay tanto sexo?

«Es Alicia en el País de las Maravillas. Puedes ganar un oro y, el mismo día, irte a dormir con un chico muy fogoso». Carrie Sheinberg, esquiadora olímpica.

Así, a bote pronto, la idea de miles de personas jóvenes, en buena forma física y con cosas que celebrar no parece que invite a la abstinencia. Y la experiencia de quienes vivieron en una Villa Olímpica parece confirmarlo.

«En el campo de práctica, las chicas están en bragas y sujetadores muy pequeños y los chicos en ropa interior para que todo el mundo vea lo fuertes que están. Todos tiene un cuerpo de diez», explica el lanzador de jabalina Breaux Greer.

La eterna pregunta: ¿es beneficioso o no el sexo antes de entrar en competición?

Ah, el eterno debate, que parece que no es tal. Porque la mayoría de estudios señalan que no hay diferencias significativas en el rendimiento en función de si se ha practicado sexo o no en las horas o días anteriores. Algunos deportistas como el boxeador Muhammad Ali o el ciclista Zenon Jaskula fueron firmes partidarios de la abstinencia sexual previa a la competición, así como Berti Vogts, seleccionador de fútbol alemán que, en el Mundial de 1994, prohibió las relaciones en el equipo. En cambio, Rinus Michels (seleccionador holandés en el Mundial 74) o Pep Guardiola permiten a sus jugadores convivir con sus parejas en las noches previas a los partidos.

La química dice que, con la excitación sexual, el cuerpo libera testosterona, una hormona que puede ser determinante en el rendimiento deportivo. También se habla de los efectos psicológicos de una relación sexual, que puede dejar al deportista más relajado antes de entrar a competir. Pero esto también puede ser un arma de doble filo: la relajación puede ser beneficiosa para algunos deportistas, pero perjudicial para otros.

Hemos hablado con dos entrenadores profesionales y nos han dado su visión sobre el asunto. Pablo Fernández, entrenador de fútbol y profesor de Educación Física, es partidario de que las rutinas de sus jugadores se alteren lo menos posible en los días previos a los partidos. «Mi experiencia con las concentraciones, en relación al sexo, no es positiva. Algunos jugadores lo llevan bien, pero, en concentraciones especialmente largas, otros se sientes frustrados sexualmente y, lo que es peor, sobre todo los más jóvenes, urden tretas para escaparse de la concentración y acaba siendo peor el remedio que la enfermedad. ¿La mejor solución? Que hagan vida normal hasta poco antes del momento de competir».

En cambio, Santiago Pardo, exatleta y licenciado en Educación Física, cree que el sexo en sí puede no ser perjudicial, pero sí lo son algunas de las circunstancias que lo rodean. «Si hablamos de que uno de los deportistas que entreno mantenga relaciones con su pareja el día anterior a una competición, no tengo nada en contra. No creo que beneficie ni perjudique. Pero, en muchos casos, la búsqueda de una relación sexual implica salir por la noche, consumir alcohol, etc. Además, en una competición como la Olimpiada, en que los deportistas pasan semanas fuera de sus casas, puede implicar infidelidades u otro tipo de crisis de pareja que sí afecten seriamente a su rendimiento emocional».

Sexo sí o sexo no. Esa parece ser la cuestión ahora que arranca Río 2016. Quizá nunca sepamos qué fracaso o qué éxito se ha debido a la presencia o la ausencia de sexo, así que el debate no parece tener visos de acabar aquí.

Imágenes | Durex, Pixabay, Tinder, Gtresonline.

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