Seis años en los juzgados de Violencia sobre la Mujer. Esto es lo que he visto

Agilizar los procesos relacionados con el maltrato de la mujer. Este era el objetivo de los nuevos juzgados de Violencia de la Mujer que se inauguraron en España hace ya más de diez años. Según los especialistas han permitido que nuestro país sea un referente internacional en la lucha contra la violencia de género. Dedicados en exclusiva a cuestiones relacionadas con la violencia de género, ofrecen a las víctimas una respuesta rápida que resulta decisiva cuando es su propia vida lo que puede estar en peligro. Pero ¿son realmente eficaces? Es más ¿es la ley realmente una herramienta vital en la lucha por la defensa de las mujeres? ¿En qué casos se abusa de la normativa? ¿Por qué falla entonces? Hemos conseguido que un funcionario que lleva seis años trabajando en los juzgados de Violencia sobre la Mujer de Madrid, que, desde el anonimato, nos responde a estas preguntas y otras muchas más.

P: Se oyen muchas cifras en la tele, en los medios... Pero usted ha visto las caras detrás de esas cifras. Cada día. ¿Como es ese día 'normal' trabajando en un juzgado de malos tratos sobre la mujer?

R: Por un juzgado como el mío, cada día pueden pasar entre ocho y diez mujeres. Muchos de esos casos son parecidos entre sí, hay una dinámica que se repite con frecuencia.

P: De lo que ha visto trabajando allí y de lo que lee en medios o ve en la tele, ¿qué nos diría que no se suele decir?

R: Que muchas de las denuncias que se reciben no deberían acabar en el juzgado, pues se trata de discusiones de pareja que no se pueden calificar como "violencia de género".

P:¿Hay violencia mixta? Es decir ellos y ellas se enzarzan en peleas... ¿Cree que debería haber algún tipo de ley especial para estos casos? ¿Hacen perder el tiempo/confunden cifras, quitan tiempo de lo otro?

R: En efecto, algún caso que otro se trata de discusiones en las que llegan a las manos. Es decir, tanto él como ella agreden a su pareja, pero sin que tal agresión sea de tal entidad que pueda calificarse como grave (algún bofetón, insultos, etc.). Hasta ahora se han tratado estos casos como agresiones mutuas y en consecuencia, tanto ella como él son tratados como "perjudicado/investigado", es decir, de doble imputación. En el fondo no se trata de tantos casos como para pensar que influyen en las estadísticas. También hay parejas, que, influenciados por las respectivas familias, cuando han iniciado el proceso de separación copan los juzgados como si fueran para su caso particular.

P: ¿Cómo afecta en casos de posible violencia contra la mujer el uso de las nuevas tecnologías?

R: La distancia que te produce el móvil ha provocado que muchas discusiones suban más de tono de lo que pudiera suceder si discutieran cada a cara. Las nuevas tecnologías han potenciado que algunas parejas vayan más allá a la hora de discutir y digan cosas por guassap o por mensajes que en persona a lo mejor no se atrevían a decir. Con lo cual, todo se magnifica. Transcribir los mensajes que se cruzan entre la pareja, signo por signo, emoticono por emoticono, se ha convertido en una tarea harto difícil para el funcionario.

P:También en seis años ha visto cómo se ha ido endureciendo la ley. ¿Cree que la ley es acertada? ¿Cuál es su mayor defecto? ¿Se ha perdido algo importante por el camino?

R:Entiendo que a veces podría ser considerada como una ley discriminatoria, aunque el hombre por naturaleza es más fuerte que la mujer no por ello se le tiene que considerar siempre el culpable, a priori. Existen casos en los que, por ejemplo, un hijo maltrata a su anciana madre y no por ello hay una jurisdicción específica para este caso.

P: ¿Es realmente eficaz? ¿Ofrece una respuesta rápida e inmediata a las mujeres que están en riesgo de ver amenazada su vida y su seguridad?

R: Para los casos en los que las mujeres corren serio peligro, sí que ofrece respuesta rápida. El problema en que mucha gente no denuncia e, incluso, una vez adoptada una medida judicial como puede ser una orden de alejamiento, es la propia mujer la que la incumple o solicita su retirada. Bien porque quieren retomar la relación, perdonar o porque su situación socio-económica les obliga a depender de él. De esto último, vemos bastante en el juzgado.

P: ¿Cuál es la solución, entonces? ¿Cómo resolvemos esta lacra?

En realidad, esto no es un problema jurídico. Es un problema de educación y esto no se soluciona de la noche a la mañana sino, quizá, en un par de generaciones. Todavía hay muchos comportamientos masculinos que no han evolucionado al ritmo de la sociedad y hasta que eso no suceda, no existe la solución perfecta.

P:¿Cree que hay mujeres que se aprovechan de la ley? ¿Tiene solución?

R: Sí, no son muchas, pero en algunos casos un episodio aislado de posible maltrato se convierte en una justificación para conseguir, en casos de separación y divorcios, mejores condiciones (pensión, custodia de los niños, régimen de visitas, etc) para la que denuncia. Es muy poco en la totalidad de los casos que recibimos. Este tipo de conducta se descubre durante la instrucción del caso y finalmente se acaba por, bien sobreseer el procedimiento judicial o formular acusación por el único episodio de violencia que pudiera haber ocurrido. Hay casos que entran porque ella le ha denunciado a él, pero durante la instrucción descubrimos que también ella le ha maltratado a él, por lo que se da "la vuelta a la tortilla" al procedimiento.

P: ¿Qué es lo peor que ha visto durante este tiempo?

R: La situación de desamparo que tienen algunas mujeres inmigrantes por falta de apoyo familiar, su dependencia económica del maltratador, la dificultad de estar en un país extranjero donde no conoces el idioma ni las costumbres, etc. Algunas mujeres acaban en casas de acogida porque no tienen otra salida. Los hijos menores sufren traumáticamente cuando tienen que declarar delante de un juez y hay alguno que se te ponen los pelos de punta.

P:¿Qué es lo mejor?

R: Mujeres, de avanzada edad, que han sufrido durante toda su vida el machismo de su marido, se han visto finalmente liberadas gracias a la ley y a ese cambio social. Pero muchas de ellas deciden dar el paso con el apoyo de sus hijos, no por ellas mismas.

P:¿Ha tenido oportunidad de hablar con muchas de estas mujeres?

R: Yo me limito a hacer mi trabajo, bien es cierto que hay un equipo psico-social que apoya al juzgado en situaciones extremas, pero los funcionarios nos tenemos que limitar a cumplir nuestra función. Nosotros somos el fiel de la balanza, pues tenemos por un lado a la denunciante-víctima y por el otro lado, tenemos los derechos fundamentales del denunciado. Y no tenemos que dejarnos influenciar por ninguno de los dos.

P: ¿Qué le diría a su nieta si un día se entera de que su pareja la amenaza?

R: Que denuncie inmediatamente y que se aleje de él.

P: ¿Qué es lo que más duele seis años después?

R: El ver a niños esperando a que su madre salga de declarar, algunos muy pequeños que tenemos que estar entreteniéndolos porque en esos momentos no hay nadie más, ningún familiar más, que se haga cargo de ellos. Incluso, la secretaría del juzgado tiene a veces que hacer funciones de guardería.

Fotos:Pixabay.com

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