El segundo asalto a la fábrica de Kentucky concluyó con una persecución de película
Los millonarios que coleccionan objetos de lujo no sólo estarían dispuestos a pagar lo que sea por obtener y presumir algo que nadie más puede tener: aunque pueda sonar a la trama de una película de Hollywood, en realidad el mandar robar un auto de lujo es algo a lo que los fabricantes del Corvette ZR1 ya se han enfrentado. Y dos veces.
El súper deportivo de Chevrolet que despierta pasiones intensas llama la atención por potencia brutal, diseño espectacular y exclusividad. No es de extrañar que haya quien haría cualquier cosa, incluso robarlo de su propia fábrica, con tal de tener uno, como ha sucedido en la planta armadora de Kentucky, en Estados Unidos.
La versión ZR1 del Corvette, lanzada en 2025, lleva las prestaciones al límite. Con un motor V8 biturbo de 5,5 l que entrega más de 1 000 CV (con cifras cercanas a los 1.180 CV en pruebas independientes), es el Corvette más potente de la historia: acelera de 0 a 100 km/h en un abrir y cerrar de ojos y logra cifras de velocidad y rendimiento que le sitúan al nivel de competidores europeos de élite. Si a esto se le suma lo limitado de su producción y lo llamativo que resulta para los petrolheads… ya tienes la combinación perfecta para que muchos lo codicien.
Y es ahí donde entra la parte más loca: sí, incluso hay quien ha robado un Corvette ZR1 directamente desde su lugar de nacimiento: el pasado 8 agosto, unos ladrones se colaron en la planta de ensamblaje de Bowling Green, en Kentucky, y se llevaron dos Corvette ZR1 recién salidos de fábrica, aún envueltos en papel protector.
Aproximadamente a las 11 p.m. del viernes, la Oficina del Sheriff del Condado de Warren recibió un aviso sobre dos vehículos sospechosos en Louisville Road. El informante dijo que ambos eran Corvette, y que estaban cubiertos con plástico blanco.
La Policía de Bowling Green localizó los vehículos en el campus de la Universidad de Western Kentucky e intentó detenerlos con barras de bloqueo en Kentucky Street. Uno de los Corvette resultó dañado y se detuvo en el estacionamiento del Centro Comercial Northgate, mientras que el otro escapó.
La persecución fue digna de película: uno fue interceptado en la misma ciudad tras cruzar espinas (spike strips) para reventar sus neumáticos, y el otro fue localizado casi tres horas después en el estado vecino, Indiana, después de perseguirlo a velocidades de hasta 290 kilómetros por hora.
Pero no fueron los únicos
No era la primera vez que sucedía algo así ese año: en marzo de 2025, robaron ocho Corvettes desde la misma fábrica, aunque resultó que ninguna de esas unidades era un ZR1. Aun así, la idea de robar modelos de Corvette recién salidos de la línea de producción resulta completamente fuera de lo común y más aún cuando se da en la misma planta de ensamblaje.
¿Hasta qué punto alguien desea algo? Bueno, esa obsesión se manifiesta en robos de altura, como los anteriores, y también en otros niveles, como el interés que despiertan los modelos únicos. Por ejemplo, el concesionario Rick Hendrick pagó nada menos que 3,7 millones de dólares por el primer Corvette ZR1 con VIN 001 en una subasta, destinando los fondos a causas benéficas.
Esto deja ver el extremo opuesto, claro, pero igualmente muestra el magnetismo de los coches súper deportivos: unos lo roban, otros lo pujan hasta cifras astronómicas, y todo tiene que ver con ese aura de exclusividad, potencia y estatus que confiere un modelo único.
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