Ni muy grande, ni diminuto: el tamaño perfecto del reloj para tu muñeca lo encuentras con estas simples reglas

La relación entre el tamaño del reloj y de tu muñeca tiene mucho que ver

Editor

Cuando te preguntas si ese reloj que tienes en el punto de mira te va a quedar perfecto en la muñeca, no basta con que te guste el diseño o que el precio te parezca bien. Lo realmente clave es que la pieza esté en armonía con tu propio cuerpo, en concreto con la muñeca, que es el "lienzo" sobre el que vas a lucirlo. 

Si lo llevas demasiado grande, corres el riesgo de que parezca que llevas un plato encima en lugar de un reloj; si lo llevas demasiado pequeño, puede perder presencia y quedar como accesorio de relleno, por ello, aquí te tenemos los consejos infalibles para elegir un reloj según el tamaño de la muñeca.

Lo primero que tienes que hacer es medir tu muñeca: con una cinta métrica flexible, pásala justo por debajo del hueso de la muñeca, que es el punto habitual donde va el reloj. Si no tienes cinta métrica, puedes usar un hilo fino o un trozo de papel, marcar dónde se junta, y luego usar una regla para calcular la longitud.

Después del perímetro, hay que fijarse en el diámetro de la caja. En términos generales para relojes masculinos se considera que las cajas de entre 38 mm y 42 mm de diámetro suelen encajar bien en muñecas de tamaño medio, mientras que muñecas más delgadas requieren diámetros menores para que el reloj parezca proporcionado, y muñecas más grandes pueden permitirse cajas más generosas.

Categorías de tamaño de muñeca:

  • Muñecas pequeñas: menos de 16 cm
  • Muñecas medianas: de 16 a 17,8 cm
  • Muñecas grandes: más de 17,8 cm

Diámetro de caja recomendado

  • Para muñecas pequeñas: de 32 mm a 36 mm
  • Muñecas medianas: de 36 mm a 42 mm
  • Muñecas grandes: de 42 a 44 mm

Si bien esta regla no es absoluta, ayuda muchísimo para que el reloj no parezca desproporcionado. 

Un tercer factor que a menudo se pasa por alto es la distancia de asa a asa y el grosor de la caja. Si la pieza es muy larga entre asas, puede sobresalir de los lados de la muñeca, lo que queda poco estético; y si el grosor es excesivo, el reloj puede chocar con el puño de la camisa o parecer que llevas un amuleto medieval.

¿Cómo saber que queda perfecto?

El reloj debe quedar firme pero sin apretar. Si al mover la mano el reloj se desliza demasiado, puede aparentar que es un objeto ajeno a ti en lugar de una extensión natural del brazo. Si, en cambio, queda tan apretado que deja marcas o impide que hagas movimientos naturales con tu mano, estarás sacrificando comodidad por apariencia, lo cual no vale la pena. 

A partir de ahí, el reloj ideal se convierte en una pieza que complementa tu estilo sin pelearse con él, porque el reloj perfecto es aquel que encaja a la perfección con tu muñeca casi como si se hubiera diseñado para ella.

Foto de Omar Al-Ghosson en Unsplash

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