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Alguien podría pensar que los coches simplemente sirven para moverse de un punto a otro, pero lo que ha hecho Bentley demuestra todo lo contrario: un coche puede ser algo mucho más ambicioso, casi una obra de arte rodante, como lo ha hecho recientemente Bentley, que ha presentado una serie de automóviles tan especiales que rompen con la idea tradicional de "lujo" para apostar por algo más espiritual: una reinterpretación del patrimonio artístico europeo llevada sobre ruedas.
La historia arranca con la Dutch Masters Collection, desarrollada por la división artesanal de Bentley, Mulliner. En un evento celebrado en el Rijksmuseum de Ámsterdam fueron revelados tres ejemplares únicos que rinden homenaje a tres gigantes de la pintura: Rembrandt, Johannes Vermeer y Vincent van Gogh.
Cada uno de esos coches Continental GT recoge con fidelidad las paletas de color y algunos de los motivos característicos de esos artistas. Por ejemplo, en el coche inspirado en Rembrandt, la combinación de verdes oscuros con toques rojos remite al uso dramático del color en "La ronda de noche", mientras que en el interior aparecen detalles como una franja roja que evoca la banda del capitán del cuadro, y una lámpara de bienvenida que proyecta una pluma, aludiendo al sombrero de uno de los personajes.
El modelo dedicado a Vermeer abraza los azules y amarillos de sus escenas domésticas, con tapicería azul oceánica y acentos amarillos, además de un techo panorámico que busca reproducir la claridad y la luz que caracterizan sus interiores pintados. Los paneles interiores y los pequeños detalles remiten a un motivo de nubes inspirado en su obra "The Little Street".
El tributo a Van Gogh, por su parte, recurre a tonos azules profundos con detalles amarillos que remiten a su célebre "Noche estrellada". En ese coche, detalles como la animación de bienvenida reproducen las estrellas giratorias del cielo nocturno, y la combinación de maderas, cuero y acabados finos rememora la intensidad, la textura y la emoción propias de la pintura del postimpresionista.
Esta fusión entre automovilismo y arte va más allá del mero guiño visual. Cada unidad de la colección es irrepetible, un objeto exclusivo pensado para coleccionistas o amantes del diseño que valoran la artesanía tanto como la estética.
Como en todos sus diseños, Mulliner cuida cada detalle: desde la pintura exterior hasta el cuero de los asientos, pasando por las vetas de madera del salpicadero, los matices de los acabados interiores, la iluminación ambiente y hasta las animaciones que se activan al abrir la puerta.
Al pensar en esta colección, Bentley recupera la grandeza del arte holandés, no exhibiéndolo en un museo, sino llevándolo a la calle, insertándolo en un contexto contemporáneo para llevarlo a través de carreteras y autopistas, haciendo que las pinceladas de los maestros del pasado cobraran vida y rodaran, mezclando pasado y presente, pintura y mecánica.
Fotos de Bentley Media
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