La forma en la que la misoginia, el narcisismo y la desesperación por el poder hace que los hombres abusen de las mujeres en Internet

"Otra mañana, otro momento cotidiano de misoginia y abuso", se lamentaba Leigh Sales, periodista de la cadena estadounidense ABC, la semana pasada tras haber recibido un tweet acusándola de [realizar actos sexuales "virtuales"][1] hacia sus espectadores a las 7.30 de la mañana. Los comentarios de Leigh vuelven a llamar la atención sobre los abusos cotidianos que sufren las mujeres, la gente de color y el colectivo LGBTQ en las redes sociales. Estos comentarios en las redes son tan rutinarios para periodistas como Leigh que han pasado a ser su pan de cada día.

Aunque desgraciadamente estos abusos hacia las mujeres y hacia las minorías por parte de personas en altos cargos no es [nada nuevo][2].

En 2016, el periódico [The Guardian analizaba][3] los comentarios abusivos que los usuarios publicaban en los comentarios de sus artículos. De los diez periodistas con más comentarios abusivos, ocho eran mujeres y los otros dos eran hombres de raza negra. De los diez con menos comentarios vejatorios, todos eran hombres.

Las mujeres también han estado utilizando el hashtag #mencallmethings (los hombres me dicen cosas) para denunciar el abuso que reciben por parte de hombres en espacios públicos [cuando se atreven a hablar del tema en público][4] o cuando ocupan posiciones de poder. Este tipo de abusos misóginos son tan predecibles que un investigador ha desarrollado una herramienta llamada ["rapeglish"][5] con la que puedes crear frases vejatorias aleatorias basadas en comentarios reales.

El acoso sexual y el abuso online [no es exclusivo][7] de periodistas y de personas famosas. Una investigación en Australia ha demostrado que dichas experiencias son el pan de cada día [para mujeres y personas del colectivo LGBTQ][8]. También demuestra que los hombres cisgénero también experimentan el acoso en Internet, pero en el caso de las mujeres y de las personas que no son hombres heterosexuales, el abuso suele ser tener un carácter más sexualizado y suele producirse por parte de hombres (pero, por supuesto, #notodosloshombres).

De hecho, [el acoso online hacia hombres se produce tanto por parte de otros hombres como de mujeres][9], aunque dicho acoso no suele tener un contenido sexual y tiene un impacto menor.

Aunque los casos de acoso sexual en Internet están bien documentados, se sigue hablando poco de lo que hay detrás de este tipo de comportamiento.

¿Está la respuesta en la red?

Muchas veces se habla de la naturaleza de los espacios en la red como un factor que favorece el sexismo y la misoginia online, sobre todo cuando se da por hecho que el anonimato de las redes permite que ocurra este tipo de comportamientos y que los hombres que hacen estos comentarios no los harían en la vida real sin la protección del anonimato.

Mientras que Internet claramente facilita algunos aspectos de este tipo de comportamiento, no es la causa directa. El anonimato puede que haga más fácil actuar de dicha manera [sin consecuencias][10].

La comunidad online puede [apoyar y reforzar][2] los abusos sexistas, puesto que los autores se encuentran con otras personas en Internet que [normalizan y toleran][11] este tipo de comportamiento, algo que se ve ratificado por la falta de consecuencia de los actos en las plataformas online.

Sin embargo, esto no explica la razón del comportamiento de los autores cuando utilizan a las mujeres y a otros grupos marginales como víctimas de sus ataques. Del mismo modo, estos comportamientos también se ven respaldados en la vida real. Mientras que el apoyo entre iguales es sin duda importante a la hora de explicar el por qué de la violencia sexual, no se limita al comportamiento en Internet.

La idea que los hombres no harían ese tipo de comentarios a las mujeres a la cara también es cuestionable. Tal y como muestra mi propia investigación sobre el [acoso en las calles][12], existen hombres que hacen este tipo de comentarios abusivos a las mujeres en persona.

Género, poder y violencia

Existen pocos estudios en los que se les pregunte a los autores por qué actúan de este modo. La periodista Ginger Gorman llegó a la conclusión en sus investigaciones de que los trolls son en realidad ["narcisistas"][13].

Para algunos, el troleo no es más que una [forma de entretenimiento o de "diversión"][2], pero es mucho más que eso. Un [estudio reciente][14] sobre el "porno por despecho", una práctica relacionada, o sobre cualquier tipo de acoso basado en imágenes sexuales, demostró que aquellos que actuaban de esta forma lo hacían para demostrar poder y control sobre su ex-pareja, publicando imágenes sin el consentimiento de la otra persona para reafirmar su sentido de masculinidad.

Si observamos los estudios sobre violencia contra mujeres y otras formas de acoso desde un punto de vista más amplio, podemos encontrar explicaciones más sencillas. Los investigadores han demostrado de forma exhaustiva las formas en las que el acoso sexual online forma parte de la violencia de género. Como todas las formas de violencia sexista, podemos encontrar la razón de este tipo de actuaciones en una mezcla de causas individuales, sociales, culturales y estructurales.

La adhesión a las normas de género estrictas o inflexibles (es decir, a nuestras ideas sobre lo que significa ser "hombre" o "mujer") es uno de los factores asociados a varias formas de violencia de género.

Es bastante probable que estos estereotipos alimenten el acoso en las redes y que cuando las mujeres estén en puestos de responsabilidad, como las que trabajan en ventas, sean vistas como si se estuvieran "saliendo de su territorio", cuestionando los estereotipos de género tradicionales.

Esto sugiere que el abuso en las redes de los hombres hacia las mujeres es fundamentalmente una cuestión de poder y busca reafirmar el dominio de un tipo determinado de masculinidad. Como investigadora experta en el odio en Internet, Emma Jane explica que el abuso online se produce:

Porque los hombres continúan teniendo una parte desproporcionada de poder político, económico y social, de ahí que algunos utilicen algún tipo de violencia para tratar de mantener a las mujeres en su sitio.

Al igual que ocurre con la necesidad de reafirmarse y de mantener su dominio, el abuso online se debe a la relación de poder entre las diferencias de género (así como por otras diferencias). Se puede utilizar en un intento para silenciar y excluir a las mujeres de los debates públicos (en las redes) y para intentar "reclamar" los espacios online libres de aquellas mujeres que se atreven a participar en dichos espacios.

El abuso en Internet puede que parezca algo diferente a una violación o al acoso sexual. Sin embargo, estos actos se ven respaldados por las mismas normas sociales y las mismas estructuras de poder. Nos tenemos que centrar en estas ideas si queremos entender y finalmente cambiar y poner fin a las acciones perpetradas por estos hombres.

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