Street style en la Semana de la Moda de Nueva York: celebrities contra anónimas ¿quién gana?

Nos hemos hartado de ver a la celebrities con más caché en las primeras líneas de los desfiles y ejerciendo hadas madrinas y reclamo publicitario para eso diseñadores que las invitan previo pago o claúsula contractual a disfrutar de sus novísimas creaciones; e iban todas, casi, siempre, estupendas y con sus mejores y casi siempre regaladas, galas.

Pero el mérito sigue estando ahí fuera, en esas señoras anónimas, profesionales del medio, miembros de la alta sociedad o simplemente curiosas con buenos contactos para entrar en Bryant Park, y todas con un denominador común: sin nombre propio pero eso sí, con estilo inconfundible y loable del que podemos disfrutar gracias a ese señor que tiene un imán para el buen gusto ajeno, Scott Schumann,

Un vistazo a…
Un look de viernes de Tamara Falcó

o lo que es lo mismo, The Sartorialist.

Y es que lo bueno de Scott es que tiene un ojo tan clínico como ecléctico, y es que retrata con la misma gracias a señoronas y señorones que a jovencitas de apariencia dispar, pero todos ellos, siempre elegantes sin ningun género de subjetivas dudas, ni excepción; sus preferidas ya sabemos que son las mujeres como Anna dello Ruso (fotografía de más arriba), Franca Sozzani o en otro orden, mi querida Nati Abascal, entre otros rostros conocidos.

Pero su especialidad son las anónimas estupendas, joyas de estar por casa con las que uno normalmente no se suele cruzar, y que son las verdaderas heroinas de una historia que se escribe con letras célebres pero que tiene mucha más gracia cuando la pasarela, se traslada a la calle; y no a cualquier calle, está claro, Nueva York es uno de los mejores escaparates del mundo y que estas señoritas vistan así tampoco es del todo casualidad, están en plena Semana de la Moda de Nueva York, pero aún así, el mérito, es todo suyo, de ellas, me refiero,

por muy redactoras del Vogue que sean. Aunque no solamente hay espacio para la excentricidad y la tendencia llevada al extremo, unos simples jeans y un simple blazer,

una simple camiseta y una falda sin apenas gracia,

pueden ser ser el look más celebrado; y en eso consiste la inspiración de la calle, en la variedad y los toques personales que no solemos ver en las páginas de las revistas, y mucho menos, en un desfile, donde todo se magnifica, se maquilla y se fuerza más.

Yo personalmente me quedo con estos maravillosos estilismos de acera y asfalto, antes que con los no menos maravillosos vestidos de las celebrities en los front-rows, que no desmerecen, pero sí suelen ser mucho más predecibles y facilones; en la calle es donde se gestan de verdad las modas y donde la moda, se vuelve real.

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