Hervé Leger by Max Azria en la Semana de la Moda de Nueva York primavera-verano 2009

Turno de Max Azria bajo las siglas de Hervé Leger, y aquí la estética es bien clara: mujer sensual y con tacones busca llamar la atención por las calles y fiestas de Manhattan. Las damas Leger son Cleopatras modernas envueltas en apretadas bandas a modo de vestidos "segunda piel", la prenda clave de la colección, la prenda fetiche de la marca, el sexy básico, que esta vez viene en colores más bien pálidos y ácidos, en dorados, y crea efectos ópticos e ilusiones a partir de juegos de figuras y estampados como novedad.

Como sabéis y ya os conté, Léger, de origen francés y amante del antiguo Egipto, explotó esta sencilla fórmula allá por los años ochenta en los que el look body-con hacía furor, y parece mentira que dos décadas después, su receta, sigua siendo igual de efectiva, deseada y plagiada.

Y es que es un verdadero filón, no hace falta romperse demasiado la cabeza.

Y no es que les quiera restar méritos al mentor o al discípulo, más bien todo lo contrario, es todo un logro llegar a crear diferentes looks con tan poco margen de maniobra; una misma prenda da de sí para rellenar media colección y no defraudar, básicamente porque la audiencia allí presente así como el cliente potencial, ya saben a lo que se aferran.

Se atienen a las consecuencias, ya saben lo que van a ver y lo que pueden comprar, y no parece que la falta de variedad sea ningún problema; porque por mucho que se empeñen algunos en copiar el patrón, al final, el que se lleva el gato al agua es un Leger, en este caso, Azria, capaz de crear mil y una versiones; asimétricos, strapless, bicolor o dégradé; de un vestido que ya forma parte de la historia y parece que nunca cansa.

Aunque no solamente hemos visto bandas de seda sobre la pasarela newyorquina, se han alternado rayas,

y dibujos geométricos.

Y bañadores, muchísimos bañadores que parece que han querido disimular sutilmente una encubierta falta de creatividad. Porque una cosa es que todo gire entorno a una pieza clave y otra que más de media colección esté formada por prendas de baño, por muy estupendas que estas sean y por mucho que también estén elaboradas a base de bandas. No estamos en la pasarela de Moda Canaria ni se trata de una línea resort.

Pero bueno, no creo que ninguno de los presentes discrepara; los vestidos de noche, son escasos, pero cumplen con la norma básica, son sexys y glamourosos y sí, incluyen bandas, a modo de tirantes o como elemento puramente decorativo (el segundo vestido se parece muchísimo al que llevara Gisèle en la gala del Metropolitan del pasado Mayo y que firmaba Versace), al fin y al cabo, ese es el secreto del éxito de esta mítica firma caída en el olvido y recientemente resucitada.

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