La vida actual de Michael Schumacher tras su accidente: cómo se comunica con su familia y con los elegidos que le visitan

Han pasado más de once años desde aquel 29 de diciembre de 2013 en el que Michael Schumacher sufrió un grave accidente de esquí en los Alpes franceses. Desde entonces, el siete veces campeón del mundo de Fórmula 1 vive completamente alejado del ojo público, recluido en su residencia de Gland, en Suiza, bajo un nivel de privacidad que no tiene parangón en el mundo del deporte. Según El Español, su estado sigue siendo "extremadamente delicado" y las informaciones, cuidadosamente filtradas por su entorno, solo permiten intuir un panorama marcado por el silencio, la dependencia y la fragilidad.

El piloto alemán, que dominó la F1 con Ferrari durante años, permanece bajo cuidados intensivos, rodeado por un pequeño grupo de personas de máxima confianza. Solo unos pocos (como su esposa Corinna, sus hijos y Jean Todt, su amigo y expresidente de la FIA) tienen acceso a él. La comunicación con sus seres queridos se realiza mediante movimientos oculares, tal y como confirmó Elisabetta Gregoraci, exmujer de Flavio Briatore, quien aún mantiene contacto con el entorno familiar. Este sistema, aunque limitado, es el único vínculo emocional directo que conserva con el exterior.

El neurocirujano finlandés Jussi Posti, del Hospital Universitario de Turku, ha explicado que, en casos como el de Schumacher, el paciente puede estar consciente de su entorno pero sin capacidad de reacción. Lo define como un estado neurológico muy comprometido. Tras más de una década postrado, lo habitual es que el cuerpo se vuelva rígido y extremadamente sensible, hasta el punto de dificultar cualquier movimiento o traslado fuera de la cama.

La comunidad médica coincide en que los dos primeros años tras una lesión cerebral marcan el límite de lo recuperable. Pasado ese plazo, cualquier mejora suele ser mínima o inexistente. Por eso, el silencio que rodea a Schumacher no solo responde al deseo de privacidad: también refleja una dura realidad clínica que apenas deja lugar al optimismo. Según el periodista especializado Felix Gorner, el expiloto ya no puede hablar ni expresar pensamientos de forma verbal. Su interacción con el mundo se ha reducido a gestos casi imperceptibles, aunque suficientes para sostener el vínculo con sus seres más cercanos.

La familia Schumacher ha sido implacable en su decisión de mantener su situación lejos de los focos. Corinna, su mujer, declaró en 2021 que "Michael está aquí. Diferente, pero está aquí. Y eso nos da fuerza". Esa frase resume la estrategia que han seguido: no alimentar rumores, no compartir imágenes, no caer en la sobreexposición. El caso ha llegado incluso a los tribunales, como en el reciente juicio contra un hombre que intentó chantajear a la familia con imágenes privadas de Michael. El condenado fue sentenciado a tres años de prisión.

La última noticia esperanzadora apareció cuando varios medios alemanes apuntaron que Michael habría viajado en helicóptero desde Mallorca a Suiza para conocer a su nieta Millie y asistir discretamente a la boda de su hija Gina. Aunque la familia no lo ha confirmado, este presunto desplazamiento despertó una oleada de emoción entre sus seguidores, deseosos de cualquier signo de vida más allá del hermetismo. Porque aunque la recuperación parezca lejana, el mito sigue vivo.

Fotos | Gtres

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