La cantante ha conseguido recuperar los derechos de todos sus temas y lo ha celebrado con una cena íntima junto a Selena Gómez
En una industria donde los artistas a menudo luchan por el control de su obra, Taylor Swift ha escrito y protagonizado una historia de empoderamiento sin precedentes. Su reciente adquisición de los derechos de sus primeros seis álbumes marca el clímax de una narrativa digna de una saga cinematográfica: traición, estrategia y una victoria final celebrada con su inseparable amiga, Selena Gomez.
En el gran escenario de la industria musical, nuestra protagonista se alza con su propia historia de justicia poética. El 30 de mayo de 2025, Taylor Swift compró por fin las grabaciones originales de sus seis primeros álbumes: la pieza final de un libreto que ella misma escribió, dirigió y produjo.
Acto I · La Traición (2019)
Scooter Braun irrumpe en escena cuando adquiere Big Machine Records, llevándose con él los másteres que Swift había grabado desde los 15 años. La noticia, que ella define como "mi legado, en manos de quien intentó desmantelarlo", prende la mecha de una guerra pública, tal y como recuerdan en The Guardian. Apenas un año después, Braun revende ese tesoro sonoro a Shamrock Capital por unos 405 millones de dólares, dejando claro que el arte puede cotizar como petróleo si el artista no lo vigila.
Acto II · El Contraataque (2020-2023)
Un año después del disgusto, Swift alza la espada más afilada que posee: la composición. Anuncia que re-grabará los seis álbumes, cada uno rebautizado como "Taylor’s Version". El primer disparo, Fearless (Taylor’s Version), debuta con 291.000 unidades y el mayor estreno de 2021 en EE.UU. Un remake que derrota al original en su propio terreno. En Forbes lo dejaron claro.
El efecto dominó tumbó el valor comercial de los viejos discos: radios, plataformas y hasta las listas de éxitos abrazaron la versión "liberada" de la cantante. Mientras tanto, la artista firmaba contrato tras contrato y 'The Eras Tour' acabó recaudando más de 2.000 millones de dólares, una buen dineral con el que financiaría su último asalto.
Acto III · La Redención (2025)
Con las arcas llenas y la narrativa a favor, Swift negocia directamente con Shamrock y desembolsa 360 millones de dólares para recuperar todo su catálogo: canciones, vídeos, arte y tomas inéditas. La prensa celebra la maniobra como el golpe maestro que redefine el poder de los autores en el siglo XXI, tal y como lo define The Guardian.
La Cena de la Victoria
La última escena no ocurre en un despacho sino en el Monkey Bar de Nueva York. Allí, bajo luz tenue y manteles de terciopelo, Taylor brinda con Selena Gomez —amiga y cómplice de siete eras— mientras comparte risas, un filete poco hecho y la certeza de haber cambiado las reglas del juego para siempre. Los flashes captan vestidos (negro con destellos para Swift, marrón satinado para Gomez) y titulares: la heroína celebra su hazaña donde cualquier final feliz debería terminar, con un brindis entre amigas. Lo recogen en Page Six.
En conclusión, Taylor Swift no solo ha recuperado sus canciones, ha recuperado el control sobre su historia. Lo que empezó como una pelea por derechos de grabación se ha convertido en una lección para toda la industria: el talento no debería alquilarse, y a veces, si tienes paciencia (y un ejército de fans leales), puedes volver a poner tu nombre donde siempre debió estar.
Fotos | Redes Sociales / Instagram @taylorswift
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