La reaparición de doña Sofía en plena polémica con Juan Carlos: su cara expresa "desagrado y cierto nivel de ira"

Una vez más, doña Sofía guarda silencio. No importan las polémicas que rodeen a su familia. Ella siempre se mantiene en un segundo plano concentrada en sus labores institucioales. Así le enseñó a hacerlo su madre y, hasta día de hoy, la emérita cumple a rajatabla. Como reza el conocido dicho español: la procesión se lleva por dentro.

Sofía está acostumbrada a callar. Lo hizo cuando descubrió las infidelidades de su marido y también lo hace ahora. Consciente de todo lo que ocurre en su familia, ella se mantiene al margen. No opina sobre la demanda que Juan Carlos ha interpuesto contra Revilla y tampoco sobre las fotos de Leonor en bikini. Tan solo cumple con su labor y cuida de su hermana enferma.

Pero su lenguaje no verbal resulta llamativo. Javier Torregrosa, desde las páginas de Semana, observa a una Sofía preocupada ante las últimas informaciones. Durante su último acto público, "en su rostro se aprecia una expresión de desagrado... se puede ver en la boca, corresponde a una emoción básica catalogada como 'asco', la cual se realiza cuando algo nos molesta profundamente", comenta este experto.

"Todos estos gestos en su conjunto indican contención de una emoción que le está produciendo desagrado y también cierto nivel de ira", comenta Torregrosa al observar las manos de doña Sofía. ·"Es un signo claro de que hay una preocupación con algo que afecta a tu vida y 'ese algo' pertenece a tu entorno global. Es un indicativo claro de que existen preocupaciones sobre algún aspecto de tu vida que está siendo influido por alguna cuestión externa", detalla.

Fotos | Gtres

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