El emérito sopesa instalarse en la frontera lusa y tiene prevista algunas visitas en la zona
Juan Carlos I quiere volver, pero sin volver del todo. Esa parece ser la nueva hoja de ruta del rey emérito, que, según publica El Confidencial Digital, estaría explorando seriamente la posibilidad de adquirir una vivienda en Portugal. ¿El objetivo? Estar cerca de España sin tener que regresar oficialmente, evitando así la incomodidad institucional, las implicaciones fiscales y el inevitable revuelo mediático que su sola presencia genera.
Al parecer, el monarca viajará en los próximos días al norte de Portugal acompañado de un reducido grupo de amigos que lo asesoran en esta operación inmobiliaria. La idea es establecerse en una zona cercana a Galicia, lo bastante próxima como para mantener el contacto con su entorno más cercano, pero lo bastante alejada como para seguir manteniéndose fuera del radar político español.
Porque si hay algo que Juan Carlos parece tener claro, es que una vuelta definitiva a territorio nacional podría interpretarse como un desafío a la figura de su hijo, Felipe VI, cuya estabilidad institucional es la mayor prioridad. En ese delicado equilibrio entre el deseo personal y la prudencia política se mueve el emérito.
Volver a España significaría, entre otras cosas, convertirse de nuevo en protagonista. Cada visita suya provoca un terremoto informativo que salpica tanto a la monarquía como al Gobierno. Su estancia en Abu Dabi ha servido de cortafuegos, pero mantener esa distancia geográfica y simbólica también tiene un coste personal para él. Desde hace años, desea regresar al país dónde reinó para estar cerca de lo suyos.
Pero la vuelta a Epaña no parece una opcion. Sin embargo, establecer su residencia en Portugal podría permitirle mayor margen de maniobra a nivel patrimonial (y personal). Desde allí, además, podría desplazarse puntualmente a eventos o reuniones en España sin reabrir del todo el debate sobre su regreso, siempre polémico e incómodo.
Portugal, además, no es cualquier destino para él. Fue allí donde pasó parte de su infancia en el exilio, en Estoril, y donde la familia Borbón encontró un primer refugio tras la caída de la República. Hay, por tanto, un componente emocional en esta elección, además del práctico. Portugal es tierra conocida, neutral, simbólicamente amable. Un lugar perfecto para estar, sin estarlo del todo.
Fotos | Gtres
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