Cómo debe ser tu esponja de baño para obtener una piel bonita y lisa

Accesorios de higiene corporal tan sencillos como una esponja de baño incide en la belleza de tu piel. Según cómo la elijas, puedes obtener un resultado positivo o negativo, más allá del gesto de la limpieza. Debes tener en cuenta cómo es tu piel y qué tipo de esponja le conviene.

No vamos a entrar en el debate de qué es mejor si las naturales o las sintéticas, mi objetivo es otro. Vaya por delante que la gran mayoría de esponjas de baño que existen en el mercado son sintéticas, lo cual no es negativo si son de calidad. Otro detalle a tener en cuenta es distinguir bien entre las esponjas naturales: no todas son marinas. Por ejemplo, una esponja de algodón natural.

Para este post, la clasificación de las esponjas va a ser de tres categorías: suaves, normales y fuertes. La clasificación de la piel de nuestro cuerpo también sigue un baremo parecido: piel delicada/sensible, piel normal, piel resistente.

Es la combinación del material de la esponja de baño y resistencia de la piel lo que importa si queremos valorar el gesto de la ducha como algo más que limpiarse con jabón. La parte externa de este órgano, la piel, necesita que la frotes para eliminar células muertas y evitar que se acumulen. Tu esponja ¿frota suficientemente tu piel?

Esponjas naturales, sintéticas suaves y borlas de ducha

Las esponjas naturales, las sintéticas suaves y las borlas de malla no frotan la piel de forma efectiva. Sí, son muy suaves pero … demasiado. Con ellas sólo estás pasando el jabón o el gel de ducha por el cuerpo, estará limpio pero no a conciencia. Podría estarlo mucho más.

No tienen poder de arrastre o muy poco, son perfectas para las pieles sensibles y delicadas. Para esas pieles que las esponjas normales les irritan la piel, las enrojecen. En ese caso, las suaves y/o naturales son las más indicadas. Pero para todos los demás tipos de piel, será imperativo aplicarse un exfoliante corporal semanalmente.

¿Y las pieles sensibles, cómo pueden eliminar las células muertas? No pueden utilizar el guante de crin ni manoplas sintéticas exfoliantes en la ducha porque dañan su delicada barrera hidrolipídica. Lo ideal es utilizar esponjas extra-suaves y aplicarse también una vez a la semana un exfoliante corporal especial piel sensible. No será agresivo y eliminará las células muertas eficazmente.

Pieles normales y/o resistentes: ¡atreveos a rascar!

Muchas personas tienen la piel normal, incluso dura y resistente, pero utilizan esponjas suaves. Por confort o por costumbre, puede que no os hayáis planteado nunca que si no “rasca” no estáis eliminando toda la suciedad. Puede quedarse pegada a las células muertas y poros abiertos, limpiaréis la superficie y basta.

Esas esponjas de doble cara, una suave y otra de material granulado, son una buena solución. Encontraréis el confort y limpiaréis en profundidad. Podéis utilizar una cara u otra según la zona del cuerpo, si es más fina (por ejemplo, el escote o la axila) o más gruesa (pies, brazos, espalda).

Para las pieles grasas, esponjas exfoliantes

La piel del cuerpo también puede ser grasa y para eliminar bien ese exceso de sebo hay que ser contundente. Además de elegir un gel de ducha eficaz, necesitáis un guante de crin o manopla exfoliante a diario. Las esponjas y manoplas exfoliantes no son lo mismo que aplicar un cosmético exfoliante corporal. Se les llama así por el material rugoso o hilado del que están hechos.

Generalmente las pieles duras no suelen ser secas, son normales o grasas. Con duras me refiero a tener una capa córnea importante, no les irrita ni les daña el frotar con una esponja contundente. Es lo mejor para mantener la piel libre de células muertas y suciedad.

Resultados que debes exigir a tu esponja

Quiero empezar por lo que nunca debes tolerar: una piel enrojecida, irritada, inflamada, dañada por la fibra de la esponja. Si te pasa esto, estás estropeando tu piel. Cambia de esponja, no te conviene. Frotar y rascar no significa darle una paliza cada vez que te duchas.

La esponja debe dejarte la piel limpia, lisa, libre de las primeras capas de células muertas. No deben quedar pelos enquistados en las piernas ni rugosidades en la espalda. Debe eliminar los pequeños granitos y bolitas que se nos forman en la piel y activar la circulación sanguínea. Tienen que desaparecer rasguños en fase final de cicatrización.

La esponja bien elegida y correctamente utilizada es también un arma de belleza cotidiana.

Fotos | Stewart Leiwakabessy, chiaralily, Zahori
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