Enclavado en plena Sierra de Gredos, el precioso pueblo de Candeleda se erige como una de las localidades más encantadoras y bonitas de Ávila. Es famoso por su icónica Casa de las Flores, por su ambiente tranquilo y por sus noches frescas en verano. Lo que pocos saben es que, además, esconde unas de las piscinas naturales más refrescantes, fáciles y apetecibles de España.

Candeleda se encuentra a los pies de la sierra, por lo que está rodeada de riachuelos que caen de las cumbres de Gredos, gargantas y saltos de agua que van a desembocar al río Tiétar. El terreno irregular hace que, por el transcurso del agua, se formen pozas de agua limpia y cristalina, muy refrescante en los meses de verano.

Todo el entorno de Candeleda está repleto de piscinas naturales, pero las más populares están en el propio casco urbano y no hay ni que salir del pueblo para darse un chapuzón. Son Charcho El Carreras y Charco Palomas, ambos condicionados para el baño con césped, jardines, aseos, parking e incluso un chiringuito para comer allí mismo y poder disfrutar de un día entero de verano idílico.

Fuera del entorno urbano también hay pozas perfectas para bañarse, más alejadas del bullicio y con más silencio y tranquilidad. Destacan Los Riveros, el Charco de la Fidela, la Garganta de Tejea y la piscina natural de Madrigal de La Vera. Se puede llegar en coche a todas ellas, pero lo ideal es hacer la ruta de senderismo entre olivos, higueras y paisajes leoneses, respirando aire puro y haciendo de este plan mucho más que un baño en la naturaleza.
Fotos | Camping Candeleda, quintanilla en iStock.
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