
Es increíble pensar que uno de los pueblos más bonitos y más adecuados para hacer turismo rural tenga menos de 1000 habitantes, pero así es. Una joya situada en la montaña valenciana en la que, además de poder perdernos, también podemos disfrutar de uno de sus mayores secretos.
Chulilla y sus mágicos puentes colgantes
Ya seas amante de la naturaleza y del senderismo, o simplemente quieras perderte y disfrutar del turismo rural y la desconexión, Chulilla es el pueblo perfecto para ello.
Incluso antes de adentrarnos en sus senderos, este municipio ya resulta encantador con sus vistas panorámicas, sus casas blancas con flores que adornan las fachadas, o su centro histórico. Nuestra recomendación es que, si buscáis comer o cenar bien, no dejéis de pasar por la plaza de la Baronía.
Una ruta de senderismo no apta para personas con vértigo
Pero lo que realmente asombra a cualquier viajero es su secreto (a voces) mejor guardado: la Ruta de los Puentes Colgantes. Los amantes del senderismo disfrutarán de esta ruta en la que también se puede practicar escalada.
Una de las ventajas es que es relativamente corta, de unos cinco kilómetros y la dificultad es media-baja. Así que es apta para principiantes. Eso sí, debemos tener en cuenta que presenta algo de desnivel. Pero merecerá la pena cuando cruces uno de sus puentes colgantes, a más de 15 metros de altura y hasta 21 metros de longitud.
Si los puentes no son lo tuyo, siempre puedes acercarte a la Ruta del Charco Azul, con una dificultad y distancia más baja que la de los puentes, y te guiará por todo el Cañón del río Turia. Además, si vas en verano, podrás parar a darte un baño. Una maravilla.
Imágenes | Raul Valcarcel en iStock, Unaihuiziphotography en iStock, Marlene Vicente en iStock
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