Si tienes un affaire en la oficina puedes gritar socorro hasta cinco veces (tenemos soluciones para cada ocasión)

Si tienes un affaire en la oficina puedes gritar socorro hasta cinco veces (tenemos soluciones para cada ocasión)

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Si tienes un affaire en la oficina puedes gritar socorro hasta cinco veces (tenemos soluciones para cada ocasión)

Nos pasamos horas y horas en el trabajo dándolo todo. Es normal que nuestro mundo se reduzca a este espacio y a la fauna que habita en él. O que demos “de más” y nos obsesionemos un poco con ese compañero de trabajo que nos anima la vista. Vale, quizá es una de las razones por las que vamos de buen humor a la oficina (confiesa).

Pero si te estás planteando caer en la tentación de ir más allá o metiste la gamba en la última quedada de la empresa, más te vale saber a qué te enfrentas y cuáles son las reglas no escritas y súper-extra-confidenciales de mantener relaciones en la oficina. O de meter la pata. O de suspirar por alguno de tus jefes. Luego no digas que no te lo advertimos.

SOCORRO: TUVE UN MOMENTO DE DEBILIDAD EN LA FIESTA DE LA EMPRESA.

Es algo que suele pasar en ocasiones especiales tipo Navidad, tipo hemos conseguido un cliente gordo o tipo viernes al azar: tú, él/ella y un montón de “algos” que no te ibas a tomar pero que terminas haciéndolo. Y te empujan a terminar haciendo otras cosas de las que te arrepientes al día siguiente (o mucho antes).

Que no cunda el pánico. Ninguno de los dos tenéis catorce años.

Si hubo lío y no quieres que la cosa vaya a más o malentendidos (en el sentido de que se crea lo que parecía que era, pero NO es en realidad) lo más adecuado y lo que dicta la etiqueta no escrita de romances en la oficina es que hables con esa persona inmediatamente y le aclares la situación:

1) No lo retrases mucho, el día siguiente es la fecha tope para aclarar el asunto.

2) Mírale a los ojos y dile con toda la suavidad y claridad posible que es una persona maravillosa, pero que todo ha sido un desliz momentáneo.

3) No dejes que el lenguaje corporal hable por ti porque a veces no dice lo que parece, la gente no lleva encima un diccionario Lenguaje No Verbal-Castellano encima y suele interpretar lo que quiere o lo que desea interpretar.

4) Controla sus redes sociales y vigila que no se le suelte la lengua. 24 horas en su Snapchat, toda la vida en el chismorreo de la oficina.

5) Y sobre todo, no le cuentes a nadie lo que ha pasado o darás alas a todo el mundo para que le dé más importancia de la que tú quieres darle.

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SOCORRO: ALGUIEN ME ESTÁ ECHANDO LOS TEJOS

No es la primera vez ni será la última que se te insinúa alguien que no te gusta. Pero esto no es una discoteca y hay que tener mucho tacto para rechazar a ese colega con el que la próxima semana tienes que presentar un Powerpoint de cuatrocientas diapositivas de largo. Son muchas horas juntos para que se conviertan en muchas horas incómodas.

En este caso las normas no escritas de la oficina se reducen a una: explícale a ese compañero o compañera de trabajo que no sales con nadie de tu entorno laboral. Nada de explicaciones sobre lo mucho que te preocupa tu carrera o la política sobre relaciones entre empleados de tu empresa.

Si es una persona normal (y no un loco acosador) no volverá a molestarte. Por si acaso, no compartas con él tus redes sociales, no le des tu móvil o tu correo personal...

SOCORRO: ME GUSTA MI SUPERIOR.

Hay un mito en el lugar del trabajo que dice algo así como “nunca te acuestes con un jefazo”. Y sin embargo es algo de lo más habitual porque poca gente puede resistirse al cóctel explosivo que son las hormonas+poder.

Al menos una vez en tu vida trabajarás para alguien que te parezca un Objeto de Deseo. La forma que tiene de decirte que eres brillante y sin ti no haría nada, la forma en que te pones nervioso cada vez que tienes que presentarle una idea...

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El riesgo principal de tener una relación con alguno de tus jefes no es poner en peligro tu carrera. El peligro está en que te vas a convertir en la comidilla de la oficina y en lo que piensen tus compañeros de trabajo. Cualquier movimiento, ascenso, subida de suelo… que te merezcas, será considerado como que eres un enchufado. Así que la primera norma no escrita y extra-confidencial a cumplir es ser eso: ser muy extra-confidencial. Y el colmo de la discreción.

Pero hay algunas otras normas no escritas que deberías tener en cuenta:

1) Nunca esperes que sea más complaciente con tu trabajo

2) Evita las miradas llenas de intenciones, los gestos secretos y cualquier tipo de flirteo en la oficina. Evita también insinuar nada en Facebook o subir fotos demasiado personales a las redes. No sabes si tus compañeros te siguen o no y qué pueden deducir. La discreción tiene que ser a todos los niveles.

3) Nunca digas nada de vuestra relación hasta que haya algo realmente serio que contar: que os comprometéis, que os vais a vivir juntos, etc.

4) Si la relación fracasa y decides que quieres seguir en tu puesto de trabajo, el silencio vuelve a ser la clave para sobrevivir a la situación. Irte de la lengua puede costarte tu puesto de trabajo, el respeto de tus compañeros y el respeto a ti mismo.

SOCORRO: ME GUSTA UN SUBORDINADO.

Puede pasar. Sí, claro ¿por qué no?

No puedes dejar de pensar en la persona que has contratado y cada vez que entra en la oficina a consultarte una duda tienes ganas de aclararle más de una cosa.

Ojo, cuidado.

Antes de lanzarte a decir cosas de las que luego te puedes arrepentir valora si respetas a tu empleado (y es algo más que un cacho de carne con ojos) y a continuación ponte en la situación de que termináis teniendo un romance de oficina pero la cosa no funciona.

¿Crees que esa persona sería discreta? ¿En esta era en la que todo el mundo comparte absolutamente todo? ¿Crees que podrías hacerle daño? ¿Te imaginas contándole algo parecido a tu jefe o a tu jefa?

La norma no escrita en este caso es muy sencilla: cómo la persona con más poder en esta relación, la responsabilidad es tuya y solo tuya. Así que considera bien lo que haces.

SOCORRO: QUIERO SALIR CON UN COMPAÑERO DE TRABAJO.

No eres ni la última ni la primera persona que se enamora de un compañero de trabajo. Lo normal sería encontrar pareja en el lugar donde más horas pasamos ¿no?

Pero que sea habitual no quiere decir que no tengas que seguir también una serie de normas no escritas si quieres que el resto del equipo te respete y la relación no influya en tu trabajo.

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1) Nada de demostraciones en público de vuestro amor. Parece algo muy obvio, pero es fácil no darse cuenta de que os estáis llamando “pimpollito” y “osito” en la reunión. Las demostraciones online también cuentan si no queréis ser el objeto de cotilleo de todos vuestros compañeros. Sí, ya sabemos que cuesta muchísimo no subir las fotos de ese fin de semana romántico tan fantástico, pero es por vuestro bien.

2) Llegar a un acuerdo antes de que las cosas evolucionen más sobre cómo vais a comportaros en la oficina, a quién se lo vais a contar, cómo vais a hacerlo… Que se note que sois dos adultos y no dos protagonistas de una serie de adolescentes.

3) No mezcléis problemas personales y problemas laborales. Esta puede que sea la norma más difícil de seguir de todas, pero intenta de verdad que los problemas con tu pareja no afecte a lo que pasa en la oficina.

4) Mucho cuidadín con los mails y los mensajes en los chats internos de la empresa que os enviáis. No sería la primera vez que un mensaje aterrice en la bandeja de correo de Paco, el de administración, y la cosa acabe en una demanda por acoso laboral.

[

Ig Tre

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