Las relaciones a distancia son posibles: te contamos cómo hacer que tu amor sobreviva a los kilómetros

Las relaciones a distancia son posibles: te contamos cómo hacer que tu amor sobreviva a los kilómetros

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Las relaciones a distancia son posibles: te contamos cómo hacer que tu amor sobreviva a los kilómetros

Amores de verano que superan el mes de septiembre, traslados por motivos laborales, cambio de ciudad (o de país) por estudios, o parejas que se han conocido por Internet y son de ciudades distintas. La vida nos lleva a que esa persona con la que queremos estar mucho, esté lejos, muy lejos. Los kilómetros no necesariamente suponen el fin del amor: las relaciones a distancia tienen muy mala prensa (y no sin motivo para algunas cosas) pero no todas acaban mal. Si tu amor está lejos no dejes de leer…

¿Sobrevivirá nuestra relación?

De entrada sabemos que imposible no es. Como decía: no todas acaban mal. De hecho no todas acaban. Las relaciones a distancia son perfectamente viables, a pesar de que tienen unas características concretas a las que debemos prestar especial atención.

Existen tres grandes tipos de relaciones a distancia: 1) aquellas que ya están consolidadas, parejas que llevan tiempo juntas y que por los motivos que sea ahora se ven en la tesitura de tener que separarse físicamente; 2) aquellas que casi se acaban de conocer, como los amores de verano, y 3) por último parejas que han iniciado su andadura en el 2.0. y aún no se han visto en persona.

En principio todos tenemos necesidad de proximidad física, y sabemos que las relaciones se fortalecen gracias a, entre otros motivos, esto, de manera que las circunstancias de nuestra relación podrían favorecer o dificultar el éxito de la misma.

Gracias al background que ya se tiene y a la solidez que ha dado la interacción, las relaciones del primer grupo, las que ya llevan tiempo juntas, son las que quizá tengan más posibilidades de sobrevivir a la distancia. El éxito en el caso de las segundas y las terceras dependerá de muchos factores, entre ellos la proximidad física: no es lo mismo conocerse por Internet y tardar dos semanas en vernos en directo que dos meses, no es lo mismo vivir a 150 que a 1500 kms.

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¿Cómo hacer que funcione?

No dejar pasar lo que nos molesta

Es frecuente que se eviten los conflictos. El tiempo de interacción parece tan escaso que “malgastarlo” en discusiones no nos apetece mucho. Pero las relaciones se construyen y se refuerzan en parte a través del conflicto, necesitamos saber cómo nos manejamos en pareja en estas situaciones. Evitarlo no solo no tiene ventajas sino que es todo inconvenientes.

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"Guardar la basura" debajo de la alfombra solo hará que pasado un tiempo sea tal el bulto que tropecemos con esa alfombra y caigamos de bruces. Mucho mejor ir aireando las cosas a su tiempo, ¿no te parece?

Debemos crear un background y compartir cierta cotidianidad

Compartir nuestro día a día, estar al tanto de qué hace, qué quiere o qué planes tiene para esa tarde ayuda evitar que se enfríe la relación. Para ello los contactos frecuentes (y aquí cada pareja debe marcar qué entiende por frecuente y qué quiere o necesita) son útiles. Basta con algún mensaje, no necesariamente una conversación, un “He visto tal cosa y me he acordado de ti”, por ejemplo hace que mantengamos el contacto y tengamos esa cotidianidad.

Otra idea para ello podría ser ver "juntos" alguna serie: quedamos a una hora determinada y vemos al mismo tiempo el capítulo correspondiente. Aunque cada uno la vea en su casa compartirlo nos da tema de conversación y hace que pasemos un rato juntos… aunque sea a kilómetros de distancia. También podemos compartir una cena de vez en cuanto... por Skype.

No idealizar a la otra persona

Está claro que es ideal, que te hace reír, casi roza la perfección… Es una persona estupenda, pero también va al baño, también tiene sus momentos de irracionalidad, sus incongruencias y sus “mochilas”, como todos.

La distancia puede hacer que obviemos esta parte “menos bonita” del otro, haciendo que nos estanquemos en una etapa de enamoramiento falsamente prolongada. ¿Se sienten más mariposas? Sí, pero el choque con la realidad cuando estéis juntos puede ser devastador para la relación.

No se trata ahora de centrar nuestra atención en lo que no nos gusta, pero sí tener presente el cuadro completo, incluyendo luces y sombras.

Fortalecer la confianza mutua

La distancia, la falta de información o la necesidad de proximidad pueden jugarnos una mala pasada y hacer que empecemos a sentir celos. En las relaciones de este tipo es fundamental establecer los parámetros que cada uno necesite para sentir esa imprescindible confianza, o de lo contrario todo empezará a tambalearse.

¿Sexo? Sí, gracias

Obviamente el sexo en vivo y en directo, piel con piel, boca con boca, nos reporta una cantidad de sensaciones que a través, por ejemplo, de una cámara web no vamos a conseguir tal cual. Pero no por ello hay que privarse de la intimidad física y del placer, son componentes importantes y debemos mimarlos. Eso sí, ojo con las fotos que nos hacemos, con las webcams y otra tecnología, que luego podemos arrepentirnos…

Hay a quien el sexo virtual o telefónico le cuesta o le da cierto pudor, sin embargo puede suponer una vía de intimidad valiosísima, como decía. Además nos “obliga” en cierta forma a ejercitar nuestra imaginación. Contarle por teléfono, con voz sensual, nuestras fantasías eróticas puede ser un momentazo. Piénsalo.

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Un poquito de organización

Con las nuevas tecnologías la posibilidad de contacto es mucho mayor que hace veinte años, pero también conlleva ciertos riesgos, sobre todo el del “agobio por hiperdisponibilidad”. Que podamos hablar en cualquier momento por Whatsapp o la plataforma que sea no significa que necesariamente tengamos que hacerlo.

Hay que recordar que nuestra pareja tiene una vida, un trabajo, que se cansa, que necesita su tiempo… igual que si estuviéramos en vivo y en directo.

Para evitar agobiar o que nos agobien, las interrupciones, la sensación de “Tengo que estar ahí todo el rato” lo mejor es pactar las normas de contacto: cuándo y cómo vamos a hablar.

Ponernos horarios no es negativo, al contrario, va a eliminar la incertidumbre, el que te pillen en mal momento y tener que cortar la conversación… Esas cosas que al final pueden derivar en malos entendidos y por tanto en conflictos.

Comunicación

La comunicación es pilar fundamental en cualquier relación, y especialmente de las que son a distancia. Tengamos en cuenta que nuestro interlocutor, la persona con la que hablamos, se está perdiendo parte del mensaje, la comunicación no verbal es nula a través de mensajes e incluso por videoconferencia. Y esto es importante.

Para evitar malentendidos, confusiones o conflictos, lo mejor es expresar con claridad nuestra emociones, no dar por entendidas cosas... y no rellenar con nuestra imaginación lo que creemos que le sucede al otro.

Amor A Distancia

También es preciso completar esa información que se pierde por culpa de la no cercanía, y aunque creamos que no es necesario, dejar patente nuestro estado de ánimo en ese momento. Esto proporciona un contexto valiosísimo a la otra persona que le ayudará a ubicar nuestra conversación.

Precisamente por esto determinadas conversaciones deberían estar absolutamente prohibidas por Whatsapp. Hay temas que necesitan de ese contexto emocional, de esa información no verbal. Así que, por muy cómodo que nos parezca, no todo tiene que hablarse por mensajitos.

Y a nivel individual… ¡Planes, planes y planes!

Si dejamos de lado nuestra vida social (porque estamos enfrascados en pensar en nuestra pareja, a la que echamos taaaaanto de menos), si vivimos pendiente de la hora a la que hemos quedado para hablar por Skype... estamos abandonando nuestras necesidades individuales de ocio y por tanto perdiendo fuentes de refuerzo.

Hay que salir, tener interacciones sociales y hacer cosas en casa que nos resulten agradables, porque si no la pena y la morriña nos comerán, y puede que eso nos lleve a sentirnos peor con la relación.

En las relaciones a distancia es mucho el tiempo que podemos llegar a pasar por separado, de manera que es fundamental (para nuestro bienestar emocional y el futuro de la pareja) tener nuestras parcelas individuales cubiertas. No dejes de hacer cosas para ti.

Las ganas de verse, de tocarse y de compartir nuestro día a día puede que hagan algo de pupa, sin embargo la distancia no tiene por qué suponer el fin de nuestra relación. Un poco de primor, algo de organización y mucha comunicación harán que sea más fácil. Y aunque a veces la pena sea grande... ¡ánimo y no desesperes!

Fotos: Pixabay.com, Amor a distancia

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