He tenido mi primer squirt en la vida y así ha cambiado mi visión del sexo y los orgasmos

Primera Vez Consiguiendo Hacer Squirting
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Comenzaré por el principio, y es que durante mucho tiempo y a pesar de lo que pueda parecer por eso de que escribo sobre sexo y relaciones, mi vida sexual ha sido igual a nada. Mejor dicho, mi vida sexual ha sido tan mía que solo yo me daba placer. Lo de masturbarme es una asignatura que he estudiado una y otra vez como la repetidora de clase que tiene 20 años y está con chavales de 15 en el aula.

Tenía pareja, de hecho una con la que llevaba 14 años. Pero hay ocasiones en que el sexo en pareja desaparece, en este caso porque el que era mi novio no quería tenerlo. No juzgaré, no estoy aquí para eso, pero sí te diré que la falta de relaciones sexuales hizo que me planteara dejarle, aunque finalmente lo dejamos por razones diferentes, aunque eso no viene al caso.

En todo ese tiempo de relación, el tema de poder hacer squirting siempre me había llamado la atención, y como en eso de probar siempre he sido muy lanzada, lo intenté. Mucho.

El squirting y mis intentos por conseguirlo

El squirt es, tal y como nos explicó la sexóloga Mamen Jiménez en este artículo, “una fuerte expulsión de una cantidad de líquido (trasparente e inodoro) por la uretra, fruto del placer obtenido durante el sexo.” La traducción literal de squirt en inglés es chorro y es justo eso: un chorro que se produce cuando tenemos un orgasmo.

En 1984 ya se estudiaba la llamada “eyaculación femenina” y según este estudio un 54% de las encuestadas afirmaban que habían experimentado una "expulsión orgásmica de líquido" al menos una vez en su vida. Sorpresa: yo no estaba entre ellas. Y mira que lo intenté masturbándome de varias maneras, pero no había manera. De hecho pensé que era algo que no estaba a mi alcance.

Leí muchísimo sobre el tema, y probé una y otra vez tanto con la mano como con juguetes sexuales y sin conseguir ningún resultado. ¿Estaba rota? Llegué a obsesionarme en algunos momentos con conseguirlo pero por más que me esforzaba, no había nada que pudiera hacer. Y oye, el sexo es para disfrutar, así que desistí.

Pues bien, después de dejarlo con la que era mi pareja y de seguir todos estos consejos para superar una ruptura, llegó algo (o más bien alguien) que rompió con esa idea que tenía en mi cabeza. Podríamos decir que ahora parezco un Pokémon de agua, muy al estilo de Squirtle, sin ser yo nada de eso.

Cómo conseguí(mos) hacer squirting

No voy a explicarte cómo ocurrió de forma física y con detalle (si quieres saber cómo hacer un squirt sigue estos tres pasos) pero sí te diré dos cosas que, a mi juicio, son imprescindibles para conseguirlo: excitación y liberación sexual.

La gran clave para conseguir orgasmos es excitarse y no tener ninguna prisa. Como en el peaking. No queremos correr, pero sí corrernos y el deseo y la excitación juegan un papel fundamental, más aún en este caso. Pero diría que la relajación y el sentirse libre sexualmente hablando, sin ataduras, es aún más importante.

La importancia de sentirse libre y relajada

Siempre le había dado importancia a recrearme en mí, en mi placer y a disfrutarlo pero creo que, a pesar de tener una mente liberal y abierta, nunca me había sentido del todo libre con mis parejas sexuales.

El miedo al rechazo, a sentirme rara, a no ser suficiente, a hacer el ridículo, a ser juzgada. Todo se agolpaba en mí. No hasta el punto de hacerme sentir ansiosexualidad pero si al  de cohibirme. Pero la cosa cambia y en este caso creo que la clave no solo estuvo en las manos de quien consiguió la magia, sino en que mi cabeza hizo click y se dejó llevar como nunca antes. Nada importaba, solo había placer rodeándome como si estuviera en una nube que me rozara todo el cuerpo. Ese dejarse llevar y fluir fue justo lo que me había faltado antes.

No pensar en “¿creerá que me he meado encima?”, “lo mismo piensa que soy una guarra” y decenas de preguntas más desaparecieron por arte de magia. Solo dejé que mi cuerpo tomase el control y disfrutase como no lo había hecho nunca, porque te puedo asegurar que el día que hice mi primer squirt fue el día que tuve el mayor (y mejor) orgasmo de mi vida.

Pensar que lo sabemos todo y que lo hemos probado todo, sexualmente hablando, es cerrarnos puertas al placer. Ahora no es que haga squirting cada vez que me corro, no funciona así, pero no niego que no me ha pasado ya más de una vez porque si hay algo que me ha enseñado el sexo recientemente es que cuando menos te lo esperas, puedes aprender a disfrutar más. Y es justo lo que estoy haciendo.

Fotos | Amelie, Giphy

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