En los problemas de sueño por el Covid no todo es insomnio: qué son los terrores nocturnos, la parálisis del sueño y el sonambulismo

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A veces, por muy cansados que estemos y por mucho que lo ansiemos, el descanso se nos escapa: o no conseguimos dormir o, aunque durmamos, nos levantamos tan cansados como lo estábamos al acostarnos. La Sociedad Española de Neurología estima que solamente un tercio de los españoles duerme las horas necesarias durante los días laborables. Además, también, y según datos de la SEN, entre un 20 y 48% de la población adulta española sufre, en algún momento de su vida, dificultad para iniciar o mantener el sueño y más de un 30% se despierta con la sensación de no haber tenido un sueño reparador o finaliza el día muy cansado. A pesar de ello, se estima que más dos tercios de las personas que padecen problemas de sueño no buscan ayuda profesional.

El estrés y la incertidumbre de la pandemia ha contribuido ha quitarnos el sueño a muchos. Tanto es así que los expertos ya han acuñado un término para ello: "coronasomnia" o "Covid-somnia" (jugando con la palabra "insomnio" en inglés). Para muestra un botón: en el Reino Unido, un estudio de agosto de 2020, realizado por la Universidad de Southampton, mostró que la cantidad de personas que experimentan insomnio había aumentado de una de cada seis a una de cada cuatro. Aunque, cuando hablamos de trastornos del sueño, no todo es insomnio. Hay muchas formas de dormir mal. Te contamos cuáles son los trastornos más comunes.

Terrores nocturnos

Los terrores nocturnos son episodios de gritos, miedo intenso y agitación del cuerpo mientas quien los padece todavía duerme. Son un trastorno del sueño que se produce durante la fase más profunda del sueño sincronizado. Es decir, entre el primer tercio y la primera mitad de la noche. Además, puede darse combinado con sonambulismo. Un episodio puede durar desde varios segundos hasta unos pocos minutos o extenderse durante más tiempo. Se diferencia de las pesadillas en que durante estas el sujeto se despierta y puede llegar a recordar algunos detalles. En cambio, quien sufre un episodio de terror nocturno sigue durmiendo.

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Se consideran desencadenantes estados de estrés o conflicto, la fiebre o la falta de sueño. Afectan a casi el 40 por ciento de los niños y a un porcentaje significativamente menor de adultos. No suelen ser causa de preocupación, sin embargo, es conveniente consultar con un profesional si aparecen con más frecuencia o si provocan síntomas diurnos de somnolencia excesiva o problemas para cumplir con las tareas diurnas. Si la frecuencia con la que se produce aumenta o interfiere en el desarrollo normal de nuestro día a día puede ser necesario tratar la causa subyacente, a menudo con psicoterapia.

Sonambulismo

El sonambulismo es un trastorno por el que las personas caminan, hablan o realizan determinadas actividades cuando aun están dormidas. El sueño de una noche pasa por varias etapas, desde la somnolencia leve hasta el sueño profundo. Una de esas etapas se llama REM (por rapid eye movement, movimiento rápido de los ojos), que es cuando solemos tener los sueños más realistas. El sonambulismo suele ocurrir en el sueño profundo no REM (N3), en las primeras horas de la noche.

El sonambulismo parece tener un componente hereditario. Además, hay factores como el estrés, la ansiedad o la fatiga, que actúan como desencadenantes de episodios de sonambulismo. En adultos, el alcohol y las drogas, algunos trastornos mentales y especialmente afecciones que causan convulsiones pueden ser también desencadenantes. Suele ser más común en la infancia que en adultos porque a medida que envejecemos tenemos menos sueño N3. La mayoría de las personas no requieren un tratamiento para el sonambulismo, aunque en algunos casos se utilizan tranquilizantes de corta duración para disminuir los episodios.

Aunque popularmente se cree que no se debe despertar a una persona sonámbula, se trata de un mito ya que hacerlo no supone ningún peligro para su salud, incluso si pueden parecer desorientadas durante un rato. Además, conviene tomar medidas de seguridad, como despejar el camino de objetos con los que puedan tropezar, así como dejar bien guardados objetos peligrosos.

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Insomnio

Es uno de los trastornos del sueño más frecuentes. Consiste en la dificultad para dormir o para permanecer dormido durante la noche, así como el despertarse demasiado temprano, a pesar de estar cansado y tener sueño. Los episodios de insomnio pueden aparecer y desaparecer a lo largo de la vida. Pueden durar unos pocos días, meses e incluso alargarse años. En esos casos, pasa a denominarse insomnio crónico.

Una de sus principales causas son los malos hábitos del sueño, que incluyen: acostarse a una hora diferente cada noche, dormir siestas durante el día, un mal ambiente para dormir con demasiada luz o demasiado ruido, pasar demasiado tiempo en la cama estando despierto, no hacer suficiente ejercicio físico, ver la tele, el ordenador o el móvil en la cama antes de dormir...

También pueden influir algunos medicamentos o sustancias, como la cafeína, el alcohol y un tabaquismo excesivo. Por último, algunas condiciones físicas pueden suponer una causa de insomnio, desde enfermedades mentales como el trastorno bipolar, la depresión o trastornos como la ansiedad, hasta el embarazo o la apnea del sueño.

El insomnio no supone en sí mismo un riesgo para la salud, más allá del que pueda entrañar el cansancio en nuestra rutina diaria (por ejemplo, al conducir o si manejamos materiales pesados o peligrosos). La mayor parte de las veces, el insomnio se supera y desaparece y la calidad de vida se recupera igual que antes. Para tratar el insomnio se busca solucionar su causa, ya sea mejorando la higiene del sueño o solucionado los trastornos que nos impiden dormir. A corto plazo, se pueden emplear medicamentos específicos para conciliar el sueño, pero no conviene alargar el tratamiento porque pueden crear adicción y hacer al paciente dependiente de ellos para dormir.

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Parálisis del sueño

La parálisis del sueño es un trastorno en el que la persona que lo sufre presenta una incapacidad de efectuar cualquier movimiento nada más despertarse. Explicado de manera sencilla, es como si la mente se despertara pero el cuerpo siguiera dormido. Aunque no suele durar más de uno o dos minutos, la sensación de angustia es mayúscula. En algunos casos, a esa inmovilidad corporal la acompañan alucinaciones visuales, auditivas y/o sensoriales. Aunque este tipo de alucinaciones también pueden darse, de forma completamente normal, fuera de la parálisis del sueño, en el momento de pasar de la vigilia al sueño y viceversa.

La parálisis del sueño se presenta cuando el despertar se produce en plena fase REM, donde se producen los sueños y el cerebro está despierto, pero los músculos no. No se saben con exactitud sus causas aunque se presenta más frecuentemente en personas que presentan estrés, duermen bocarriba, duermen poco o no tienen un horario fijo para dormir. Como no se conocen las causas del trastorno, no se puede tratar pero la buena noticia es que no es grave. Eso sí, si se presenta con relativa frecuencia, podría deberse a algún problema médico como el trastorno bipolar, el trastorno de pánico o el trastorno de estrés post-traumático.

Fotos| @oysho y Unsplash

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