Anabel Palomares
EditorLa inteligencia es un término escurridizo. No es universal ni tampoco única, aunque existan test para medir el cociente intelectual. Estas mediciones sólo tienen en cuenta ciertos parámetros de la inteligencia como el razonamiento lógico o la memoria, pero dejan fuera términos como la empatía, una cualidad relacionada con la inteligencia emocional, la curiosidad o la capacidad de adaptación. Sin embargo, y si hacemos caso a la psicología, todas estas habilidades influyen en la inteligencia y son percibibles, por ejemplo, en nuestra manera de hablar. Si usas habitualmente estas frases estás de enhorabuena: eres más inteligente de lo que pensabas.
“Analicemos esto”
En inglés existe una frase hecha que se usa como una invitación a profundizar en un tema y a examinarlo con mayor atención: "Let's unpack that". Una persona inteligente usa el pensamiento analítico, aquel que implica razonamiento y reflexión sobre un determinado problema que puede ser desde una situación laboral a un conflicto. Según este estudio publicado en el Journal of Intelligence, tener un cociente intelectual alto no es un requisito imprescindible para resolver problemas cotidianos, pero la curiosidad innata de alguien inteligente les permite tener una predisposición mayor a analizar e intentar comprender no solo los problemas que surgen, también las diferentes perspectivas que existen.
“No lo sé”
La Escuela de negocios de Harvard llegaba a una conclusión sorprendente en cuanto a la percepción de la inteligencia: si quieres parecer más inteligente, pide consejo. Pensamos que pedir consejo no hace parecer estúpidas pero ocurre justo lo contrario según una serie de estudios de Harvard: consideramos a las personas que nos piden consejo mucho más competentes. Dejar de intentar tener razón, descubrir dónde te equivocas y afirmar que no sabes algo es una señal de lo que se conoce como “humildad intelectual”, un rasgo inequívoco de inteligencia.
“Siento que…”
No podemos dejar fuera la inteligencia emocional en esto. Es más, esta investigación sugiere que las personas con un cociente intelectual elevado tienden a buscar relaciones con las que puedan aprender y establecer vínculos saludables. Tienen un círculo quizá más pequeño pero muy profundo y ocurre también algo, y es que prefieren pasar tiempo a solas y usan esos momentos como un tiempo para la reflexión y la autoevaluación, algo imprescindible para poder estar luego con otras personas. Según la psicóloga Iria Reguera, pasar tiempo a solas es fundamental para nuestro bienestar intelectual y emocional, y nos permite aprender a relacionarnos mejor.
“Puedo entender que te sientas así”
Del mismo modo que identifican sus propias emociones, la empatía de una persona con inteligencia emocional le permite no solo ponerse en la posición de otra persona, sino entender cómo se siente aunque no esté de acuerdo con ella. Tal y como explicaba la psicóloga Ana María Sepe en Psicoadvisor, una escucha empática implica escuchar a la otra persona sin prejuicios, aceptando a la otra persona y dándole valor. Con sus emociones ocurre lo mismo.
“¿Qué quieres decir?”
Las personas con mayor una inteligencia no solo quieren ser comprendidas, también buscan comprender a quien le rodea. Escuchar a la otra persona cuando habla nos permite aprender y descubrir diferentes perspectivas y por eso alguien inteligente se esfuerza por comprender a otros. Cuando dedicamos tiempo a escucharnos y comprendernos, le damos una mayor profundidad a nuestras conversaciones, aumentamos nuestros vínculos y nos enriquecemos.
“Gracias”
Ser agradecido es algo que se relaciona de forma directa con la felicidad y también con la inteligencia emocional. De hecho saber dar las gracias significa reconocer y aceptar que nos necesitamos, como seres sociales que somos. La gente inteligente tiende a expresar gratitud y admiración con más frecuencia porque respetan los conocimientos, consejos y perspectivas de los demás, incluso si no están de acuerdo con ellos.
“Dejemos que pase un tiempo”
No eres más inteligente por resolver antes un problema. En ocasiones hace falta tomarnos un tiempo para pensar y analizar la situación, y para reflexionar sobre la mejor solución. Al tener bases de pensamiento complejas, las personas con una mayor inteligencia usan el tiempo necesario para encontrar el camino sin que las normas sociales específicas o las expectativas de otros les agobien.
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