No, no es una leyenda urbana: un estudio de la Universidad de Stanford revela que el estrés engorda

No, no es una leyenda urbana: un estudio de la Universidad de Stanford revela que el estrés engorda
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Glucocorticoides. Ese es el nombre de la hormona responsable de que el estrés engorde, y no precisamente porque en épocas especialmente estresantes de nuestra vida comamos más o descuidemos el ejercicio. Se trata de una cuestión que va más allá, con base científica, que un equipo de químicos y biólogos de la Universidad de Stanford, en Estados Unidos, ha estudiado y cuyas conclusiones han salido hoy a la luz.

Esta nueva investigación es pionera en el estudio del modo en que tienden a ganar peso las personas con estrés crónico, ritmos circadianos irregulares y tratamientos con medicamentos glucocorticoides. Todo depende de las subidas y bajadas de estas hormonas, las glucocorticoides, especialmente el cortisol, conocida como «hormona del estrés».

Estres Engorda

La investigación sugiere nuevas estrategias para reducir el aumento de peso, a través del control de los tiempos de los pulsos hormonales. Mary Teruel, la profesora responsable del estudio, explica en él cómo los medicamentos glucocorticoides, imprescindibles también para muchos pacientes de artritis reumatoide o asma, están relacionados con la obesidad: «Ahora sabemos que el ritmo circadiano controla la renovación de las células grasas y hemos identificado las moléculas clave que están implicadas en el proceso».

El nivel de glucocorticoides de una persona sana sube y baja en un ciclo circadiano de veinticuatro horas, alcanzando su pico alrededor de las 8 de la mañana y bajando a su nivel más bajo hacia las 3 de la madrugada. La subida es una especie de señal para despertar nuestro cuerpo y nuestro apetito. Los niveles de esta hormona suben también a causa del estrés.

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Ya se sabía que los glucocorticoides tienden a convertir células precursoras en células grasas, en una tasa de menos del 1% en personas sanas, pero en tasas superiores en caso de personas que sufren estrés o que están sometidas a interrupciones de los ritmos de sueño, como el jet lag o las que sufren los trabajadores a turnos.

La clave de este estudio está precisamente en el reloj. No solo sufrir o no estrés influye en el aumento de peso, también el momento en que se sufre: «Sí, el timing del estrés importa», indica la profesora Teruel. «Nuestros resultados sugieren que incluso personas muy estresadas (o tratadas por otras causas con glucocorticoides) durante el día no ganan peso. Pero si experimentan estrés crónico continuo o toman glucocorticoides por la noche, la pérdida de los ritmos circadianas normales de esta hormona se traducen en un significativo aumento de peso».

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En conclusión, los niveles de la hormona glucocorticoide suben y bajan a lo largo del día y se regulan con los ritmos circadianos. Cuando estos niveles pierden su regulación (a causa del estrés, el insomnio, el jet lag o el consumo de ciertos medicamentos), el cuerpo comienza a producir grasa cuando no debería y nosotros engordamos. Una razón más para consultar con especialistas cuando sintamos que el estrés nos gana la batalla diaria.

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