Estos gambones al ajillo tienen un toque extra de sabor y son perfectos para disfrutar de este clásico plato o ración de chiringuito o restaurante de la costa, sin dejarnos un dineral en el empeño. Así que, como en esta época del año, el precio de las gambas suele dispararse, vamos a hacer esta versión de la receta tradicional con gambones, que suelen mantener un precio estable durante el año. Incluso es una buena opción comprarlos congelados.
Empezamos pelando los gambones, reservamos sus cabezas, y retiramos el intestino o hilito negro de la cola. Picamos dos dientes de ajo en láminas (no muy finas). En una cazuela de barro, ponemos el aceite de oliva virgen extra y los ajos, añadiendo un trozo de guindilla seca o cayena.
En cuanto los ajos comiencen a "bailar", agregamos las colas de los gambones ligeramente sazonadas con sal, distribuyéndolas por toda la superficie. Después, bajamos el fuego y damos la vuelta a los gambones, dejando que se cocinen un par de minutos (o tres), por cada lado.
Ponemos las cabezas de los gambones en un cazo, añadimos un buen chorro de aceite de oliva virgen extra y freímos a fuego vivo. Con el mazo del mortero apretamos las cabezas para que suelten sus jugos. Dejamos infusionar el aceite que después colamos y echamos sobre los gambones al ajillo.
Por último, espolvoreamos los gambones con un poco de perejil picado y los llevamos a la mesa bien provistos de pan para disfrutar del sabor del aceite con ajo, guindilla y esencia de las cabezas de los gambones en forma de una salsa intensa e inolvidable.
Cazuela de barro Graupera
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