Cinco restaurantes para comer bien en Santander sin dejarte un dineral

Patricia Beeck Ig Fresmms Unsplash
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Santander es un paraíso para los viajeros de todos los rincones del mundo que encuentran en sus mesas y barras auténticos placeres culinarios que la han convertido en parada gastronómica obligada para los amantes del buen comer. En la tierruca coexiste lo mejor del mar y lo mejor de la montaña: las anchoas, las rabas de calamar (y el magano), el mejillón y el caracol, el sorropotún, los cocidos (lebaniegos y montañeses), sus quesos... Y todo sin tener que dejarse un ojo de la cara en la experiencia.

Bodega Fuente Dé

Calle de Peña Herbosa, 5 (39003)

 

Esta bodega se define por su cocina libre de pretensiones. En su carta brillan las cazuelas, las raciones tradicionales y las recetas de toda la vida a muy buen precio. Sobre todo, teniendo en cuenta que el producto es de calidad y que sus cocidos, tanto lebaniego como montañés, son un must.

La Casa del Indiano

Calle de Hernán Cortés, 4 (39003)

 

Un clásico de Santander y muy socorrido por su versatilidad, ya que cuenta con restaurante, gastrobar y barra. El local se encuentra en el Mercado del Este y ofrece pinchos y tapas que van de lo clásico a lo contemporáneo: rabas, mejillones, almejas, rejos... Y, en la parte más arriesgada, encontramos sus propuestas de guacamoles, la morcilla con idiazábal gratinado o sus pintxos de carne.

Mesón Rampalay

Calle Daoiz y Velarde, 9 (39003)

 

Más de una veintena de pinchos surten su barra a diario, aunque también ofrece menú del día y una carta caracterizada por el producto local y algunos guiños foráneos. Sus precios son ajustados aunque también ofrece caprichos como el marisco o las carnes (como el solomillo de ganado vacuno cántabro) pero, en líneas generales, es un restaurante asequible.

Días Desur

Calle Hernán Cortés, 47 (39003)

huevos poché
@Días Desur

Comer en Días Desur significa rabas, merluza, bacalao, croquetas y ensaladilla rusa. En definitiva, platos perfectos para compartir. Su carta incluye carta de vinos con una buena representación de jereces. Un local que demuestra que beber y comer bien no tiene por qué ser exageradamente caro.

Magnolia

Calle de Tetuán, 21 (39004)

 

Recetas tradicionales pero con una vuelta de tuerca, sobre todo en la presentación. Es perfecto para compartir raciones o incluso sus platos principales. Su carta se adapta tanto a lo tradicional como a lo moderno con albóndigas, callos, tacos de merluza, rabas, mejillones y carnes (desde entrecot hasta el solomillo).

Foto de portada | Patricia beeck

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