La modelo española Minerva Portillo relata el infierno que vivió en una sesión de fotos con Terry Richardson

La modelo española Minerva Portillo relata el infierno que vivió en una sesión de fotos con Terry Richardson

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La modelo española Minerva Portillo relata el infierno que vivió en una sesión de fotos con Terry Richardson

Desde que el escándalo de Harvey Weinstein saltó a la luz, no hay día que no nos encontremos con declaraciones de personas del mundo del cine o de la moda que nos demuestran que el acoso sexual y los abusos han estado a la orden del día. El nombre más repetido del campo de la moda es el del fotógrafo Terry Richardson, señalado durante años por sus prácticas durante sus sesiones, y denostado ahora por Condé Nast, el grupo editorial donde alcanzó algunos de los hitos más importantes de su carrera. Y hoy hemos sabido que una española, la modelo Minerva Portillo, ha vivido un infierno desde que participó en una sesión con él en 2004.

Ha sido en unas declaraciones al diario La Vanguardia donde hemos conocido qué ocurrió durante aquella sesión, en la que afirma que se sintió utilizada y engañada. Minerva tenía veinte años y ya había sido fotografiada por muchos de los grandes (Peter Lindbergh o Helmut Newton, por ejemplo), para publicaciones como Elle, Vogue o Harper's Bazaar. Terry era uno de los fotógrafos más importantes del mundo de la moda y cobraba 160.000 euros por sesión.

En aquella sesión, en el apartamento-estudio de Richardson en Nueva York, estaban Miranda, Terry y la estilista Leslie Lessin, a la que Minerva considera la partner in crime del fotógrafo. Fueron en total tres días de fotografías, en las que permaneció desnuda y de la que salieron imágenes como una en la que aparece con la palabra «puta» escrita en la frente. La modelo considera que Richardson se obsesionó con ella: «Me decía: 'Tú eres mejor que cualquier droga'».

Las acusaciones de Minerva van en la misma línea que las de muchas modelos que reconocen haberse sentido acosadas por Richardson. Él se defendió ya en el pasado, explicando que la sexualidad en bruto que aparece en sus fotos siempre respondió a prácticas consentidas. También Minerva firmó un contrato justo antes de comenzar la sesión, aunque reconoce que lo hizo «sin saber lo que firmaba».

Tras ver las imágenes por primera vez («nunca había querido hacerlo»), Minerva reconoce en ellas a una niña perdida, sometida a mucha presión psicológica y que tuvo que ducharse y frotarse la piel con fuerza al llegar a casa tras la sesión. «Es difícil argumentar por qué consientes. Él me dio un beso, y en veinte minutos pasó todo. Yo me quería ir, pero no sabía cómo hacerlo, había entrado en una espiral». Y no duda en afirmar que lo que Richardson hace con sus modelos son «abusos denigrantes en toda regla».

Cuando las fotos vieron la luz, Minerva ya era madre, y reconoce que ha sido su hija la que ha impedido que acabara con su vida, después de sentirse anulada tras aquella sesión y tocar fondo por ello. Ahora, Minerva quiere olvidar lo que ocurrió. Y el primer paso para ello ha sido presentar una denuncia en comisaría para reclamar el derecho al olvido, y que las fotos de aquella sesión de fotos que marcó su carrera desaparezcan de Google, donde aún están presentes aunque, siguiendo los deseos de la modelo, hemos preferido dejarlas fuera de este artículo.

Imágenes | Gtresonline.

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