Recorremos el Museo del Prado con un guía para descubrir y entender lo mejor de sus rincones en hora y media

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El arte nos ha enseñado a vivir. Nos ha enseñado a soportarnos. A ver belleza en momentos difíciles (especialmente en los tiempos que corren). El arte está en todas partes. Es omnipresente y subjetivo (precisamente ahí radica su belleza). Y lo único que tienes que hacer... es mirar.

Con estas declaraciones de fondo, recorremos junto a Antonio Sánchez Lago, guía oficial de Madrid y licenciado en Historia del Arte, el espectacular Museo del Prado de Madrid para descubrir qué rincones merecen la pena visitar en una mañana.

Manual de uso: cuidado con las borracheras de arte

"Visitar un museo depende en gran medida de cómo te encuentres de ánimo ese día. En cualquier caso, las visitas a los museos deben ser equilibradas y justas. Uno no puede darse una borrachera de arte porque acabaría fatal... como suele ocurrir con todas las borracheras", confiesa entre risas el experto.

"Hay que ser selectivo y elegir primeramente un horario razonable donde se mantenga siempre el interés. Por eso recomendamos visitas que duren una hora y media o dos como mucho. Es la clave del éxito para mantener el interés e incluso quedarse con ganas de repetir".

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Por qué el Museo del Prado

El Prado es un museo imprescindible por su particularidad. "He trabajado y acompañado a historiadores del arte de todo el mundo. Especialistas en pintura que, lógicamente, van haciendo la visita pero siempre necesitan una persona que les guíe por el museo, que conozcan la obra y sepan dónde está. Ellos siempre coinciden en que el Museo del Prado es imprescindible".

Si nos fijamos, el resto de museos se han ido construyendo de manera enciclopédica. "Han ido adquiriendo obra para completar un ciclo histórico: empezar con el Gótico, Renacimiento y Barroco... pero el Museo del Prado no. Su fundamento es la colección Real, que fue la colección de pintura más importante que hubo en la Europa del siglo XVI y XVII; el espejo en el que se miraron otras colecciones reales, como la inglesa o francesa".

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Sánchez Lago nos cuenta, con el entusiasmo de alguien a quien le fascina su profesión, que en él encontramos a los grandes maestros representados de manera superlativa: "No existe esa unidad como en otros museos porque los reyes coleccionaron únicamente aquello que les gustaba".

Y también - añade- porque el Prado es un museo autorreferencial. "La mayoría de los maestros que están representados en él vieron directamente sus propias obras en la colección real.

Nos recomienda 'Reencuentro', una exposición para entender toda la colección del museo

Sabemos que para un historiador del arte es complicado quedarse sólo con una opción, pero no duda cuando le preguntamos por un recorrido clave. "El 'Reencuentro', sin duda. Se ofrece la oportunidad única de ver prácticamente toda la historia de la pintura clásica en hora y media", matiza nuestro guía.

"Es una exposición muy especial que surge como consecuencia de la pandemia - de hecho es la primera en ponerse en marcha tras el confinamiento - y nos sirve para entender en una mañana toda la colección de este emblemático edificio".

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'Reencuentro', que se prorroga hasta el 28 de febrero, nos conecta directamente con la historia de la pintura, pero también con la historia universal del arte, "ya que aquí tenemos seleccionados a los maestros más relevantes de la humanidad". Un proyecto que ha supuesto la reubicación de más de 190 piezas y evoca la museografía existente cuando el Prado abrió sus puertas por primera vez.

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"Querían organizar, teniendo en cuenta todas las reglas sanitarias e higiénicas, una exposición en una zona longitudinal y por eso se decantaron por la Galería Alta, donde se entrase por una puerta y se saliese por otra", nos explica Antonio. ¿Y cuál ha sido el resultado? Pues encontramos por primera vez reunidos a La Anunciación de Fra Angelico, El Descendimiento de Van der Weyden, Los Saturno de Goya y Rubens, Las Meninas, Las Hilanderas y un excepcional 'retablo' conformado por los bufones de Velázquez. "Una minuciosa selección de obra en la que pusieron de acuerdo a todos los conservadores y directores de áreas del Museo".

Si nos quedamos con ganas de más...

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Ahora que afortunadamente se van abriendo otras salas, y siendo un museo tan rico y con tantas posibilidades, el maestro nos propone un itinerario alternativo, el del Barroco. "Es un periodo histórico muy interesante y en pintura fue fundamental. En el Museo del Prado tenemos una cantidad importantísima de obra, no sólo española, también italiana, francesa, contamos con el barroco madrileño…"

Como guinda del pastel, nos invita a recorrer la nueva sala de El Bosco. "Ahí tenemos diez obras de El Bosco... los museos del mundo se darían de bofetadas por tenerlas".

¿Y cuando el museo esté completamente abierto? Pues muchas otras. "Este museo también tiene una colección de objetos de lujo impresionante como es el tesoro del delfín… tiene infinitas posibilidades".

No dejemos de mirar

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Para interesarse por este mundo, el historiador apuesta por el encuentro directo con la obra. "Por encima de libros, películas... Cuando la encuentras frente a frente es cuando empiezas a enamorarte, a interesarte. Incluso con la pintura moderna, que se entiende menos. Es preferible ir sin saber nada sobre ella para evitar los prejuicios externos, conectar y dejar que nos sorprenda".

Antonio se despide reconociendo que la mayor gratitud de su trabajo es que la gente se quede con ganas de volver. De querer ver más. "Cuando guío a la gente les ayudo a mirar. Hay millones de cosas que no miramos y que son claves para comprender las cosas. Me gusta descubrirle a la gente esas cosas que normalmente no mira... A detenerse. Porque, al final, el arte es lo único que nos va a salvar..."

Fotos | Cortesía de El Museo del Prado

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