Primer divorcio: segunda adolescencia. Cómo afrontar una separación con serenidad

Primer divorcio: segunda adolescencia. Cómo afrontar una separación con serenidad

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Primer divorcio: segunda adolescencia. Cómo afrontar una separación con serenidad

Cuando le miro ya no le reconozco. ¿Nuestro matrimonio? Una mentira. Más de diez años tirados a la basura. ¿Y ahora qué? Ya no soy ninguna niña para empezar desde cero. ¿Y qué pensará la gente cuando cuente que me divorcio? Que he fracasado… que soy un fracaso. ¿En qué fallé?

Estos son algunos de los pensamientos recurrentes que suelen desencadenarse cuando una pareja toma la decisión de separarse; todos ellos acompañados de lágrimas, miedo, rencor, ira, ansiedad, tristeza, apatía, culpa y dolor. Sobre todo, dolor. ¿Siempre se vive el divorcio de esta manera?

No, cada pareja lo vive de una manera diferente pero, para la mayoría de los matrimonios, el divorcio supone una pérdida afectiva y un proceso de duelo en el que cada uno tendrá que asumir la ruptura, emociones contrapuestas, un cambio importante en su vida y la reestructuración de su identidad.

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El proceso: de las lágrimas al caos emocional

Tras las primeras etapas de shock y negación; cuando una no es capaz de racionalizar lo que está sucediendo, cuando la ansiedad y la frustración te impiden analizar con claridad la situación, cuando te levantas por la mañana con la esperanza de que esto que os ha pasado no es más que una crisis algo complicada, que volverá, que lo arreglaréis; cuando tienes un plan trazado para la resurrección de tu matrimonio… el cartero llama a tu puerta y te entrega una carta del juzgado.

Él iba en serio. Quiere el divorcio. Lo vuestro definitivamente ha terminado.

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Unos días la ira quema en tu garganta y no te permite ni respirar; otros, te sientes liberada por haber perdido de vista a esa persona que llevaba meses amargándote la existencia; y por las noches, en la soledad de tu cama, la culpa cae sobre ti como si fuera una lápida de hormigón. Te aplasta. ¿Qué he hecho mal? ¿Cómo no me di cuenta antes de MIS errores?

La segunda adolescencia: un montaña rusa de emociones

Una vez aceptado y asumido tu nuevo estado civil (soltera), queda la tarea más complicada: reconstruirse a una misma. Es aquí cuando algunos/as viven lo que en psicología se denomina “segunda adolescencia”: cambios de humor repentinos, emociones intensas, una excesiva preocupación por la imagen, salidas con amigas hasta altas horas de la noche, citas, flirteos a gogó, viajes, fiestas…

Una amiga divorciada experimentó una especie de viaje astral en plena segunda adolescencia. Eran las tres de la madrugada de un jueves y se encontraba completamente borracha en un bar cutre del centro de Madrid. De pronto, se vio a sí misma tambaleándose en la pista de baile, con el rostro desencajado por el cansancio de haber trabajado todo el día, el maquillaje corrido, rodeada de universitarios y se preguntó: ¿qué demonios pinto yo aquí? ¿En quién me estoy convirtiendo? Yo soy madre. Yo debería estar en casa con mis hijos. ¿Por qué mi vida se ha convertido en un comedia teen?

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¿Un divorcio es el holocausto emocional?

No tiene por qué. Es un proceso doloroso, nada sencillo, pero psicólogos, coaches y mediadores familiares aseguran que existen pautas para vivirlo de una manera sosegada. Aquí puedes encontrar algunas de ellas:

-Desdramatiza la separación. Alicia García, Psicóloga y experta en relaciones de pareja, explica en su guía ‘Divorcio: cómo salir adelante’ que “a pesar de lo devastador que pueda sonar la idea de un divorcio, no necesariamente va a resultar algo negativo”.

En contra de lo que pensamos, para muchos el divorcio supone un cambio a mejor, por ejemplo: mujeres que se casaron jóvenes y descubren tras la separación que son capaces de sentirse completas sin un hombre a su lado; amas de casa que se reincorporan al trabajo y que experimentan un crecimiento profesional y personal sorprendente; otras aprenden a sentirse fuertes, independientes, amplían sus experiencias y su círculo de amistades. Quédate con esto: un divorcio no es el fin de la vida, es el fin de una relación.

Uncomienzo

-Elige bien con quién te desahogas. El apoyo de la familia y los amigos es fundamental para superar esos primeros meses de dolor, pero a veces ellos de manera inconsciente alimentan tu ira y rencor porque también les duele y sufren contigo. Por eso, es aconsejable pedir asesoramiento a un psicólogo o a una asociación de ayuda para divorciados. Te aportarán una visión más objetiva y recursos psicológicos para vivir la separación de una manera más serena, racional y positiva.

-No cargues con toda la culpa. La culpabilidad es un saco demasiado pesado para cargarlo uno solo y, para colmo, te aportará mucho más dolor, sufrimiento y frustración. Lo hecho hecho está. No hay vuelta atrás. Además, una relación es cosa de dos y cuando ésta llega a su fin, las causas de esa ruptura deben redireccionarse en ambos sentidos: en el tuyo y en el de él. No entres en un laberinto de reproches y amargura.

Abogado

-Consigue un buen abogado, con experiencia, recomendado (si es posible), con una tarifa que puedas permitirte y, sobre todo, empático con tu estado emocional. Este último requisito (la empatía) es imprescindible para que te sientas segura, tranquila y confíes en su buena labor.

Algunos de tus amigos te recomendarán contratar una especie de pitbull con toga que deje a tu ex con la cuenta bancaria más pelada que la cabeza de Bruce Willis. Cuidado. Un proceso de divorcio largo supone también dilatar en el tiempo tu malestar y sufrimiento. Por lo tanto, pregúntate primero si estás preparada psicológicamente para soportarlo. Si no es así, pídele a tu letrado que luche por tus intereses y los de tus hijos de una manera justa y racional.

-Readapta tus rutinas. Durante el matrimonio es habitual que cada miembro adapte sus necesidades y hábitos a los del otro. Pues bien, es el momento de reestablecer tus nuevos ritmos y rutinas: ¿por qué comprar los regalos de Navidad un mes antes si tú eres de dejarlo hasta el último momento? ¿por qué no puedes un sábado dormir hasta el mediodía? ¿Por qué cocinar el fin de semana que es de descanso y no calentar unas pizzas? Disfruta de tus propias normas, disfruta de tu soltería.

Discusiones

-No hables mal de tu ex (y menos delante de vuestros hijos). Pero además esos discursos recurrentes contra él no solo te impedirán avanzar en tu cambio; también terminarás aburriendo a las personas de tu alrededor. En la etapa inicial de divorcio no será así: te escucharán y te apoyarán, pero cuando pase el tiempo muchos de ellos se cansaran de tener a su lado a una “persona amargada que se ha quedado pillada por el ex”. Suena duro pero no nos engañemos: a nadie le gusta estar siempre escuchando penurias, lamentaciones y odios.

-No esperes el cambio, búscalo tú. Ampliar horizontes te puede reportar más satisfacciones que quedarte en casa esperando que algo positivo te suceda. Practica un nuevo hobby que no tenga nada que ver con tu vida matrimonial, así no te traerá dolorosos recuerdos. Apúntate a algún curso para reciclarte profesionalmente, haz nuevos amigos solteros pero, sobre todo, aprende a hacer cosas sola: ir al cine, comer en un restaurante, pintar tu casa de otro color… Aquí el “redecora tu vida” funciona.

Hijosydivorcio

-Si eres madre, deja una puerta abierta para la comunicación con el padre. Aunque te duela hasta oír su voz, haz un esfuerzo por no cerrar todas las vías de comunicación, por el bien de tus hijos y por tu propio bien. Educar sigue siendo cosa de dos. No liberes a tu ex de sus responsabilidades.

-Ayuda a tus hijos a lidiar con la separación. Responde a todas sus preguntas adaptando la información que ellos pueden entender según su edad y libéralos de toda carga o culpa en ese proceso de divorcio. Dedícales tiempo: es el mayor regalo y antídoto contra la pena de un niño; y evita utilizarlos como medio informativo sobre la vida de su padre o la tuya.

En esas primeras etapas del proceso de separación, cuando estás sumamente deprimida, los hijos te pueden parecer una carga más, un estorbo para tu recuperación. No te sientas mal por tener ese tipo de pensamientos: no hablas tú, habla tu estado deprimido. Con el tiempo te darás cuenta de que eres muy afortunada, porque el mundo está lleno de ex o posibles ex, pero tus hijos siempre… serán tus hijos.

Unnuevoamor

-Ten citas pero… cuando te sientas preparada. Pasarás por una etapa de misandria absoluta, de desesperanza hacia la posibilidad de volver a enamorarte y una pereza terrible a eso que llaman “ligar” y que tú ya no recuerdas cómo se hace. Y asume esto: tus conocidos te van a martillear con todos esos consejos de ferretero: “un clavo saca otro clavo”, “siempre hay una tuerca para un tornillo”, etc. Un nuevo amor podría ayudarte a olvidar a tu ex, pero si no has superado el divorcio y todavía no te sientes emocionalmente bien, también podrías contaminar esa nueva relación. Tómatelo con calma y antes de compartir con alguien tu mundo, termina de reconstruirlo.

Conclusiones: un divorcio no tiene por qué ser algo negativo. Puedes ganar más cosas que habías perdido, por ejemplo: A TI. Te hará fuerte porque aprenderás a manejar situaciones que no sabías que podrías lidiar. Y además, dispones de experiencia y madurez: las armas claves para afrontar la separación con serenidad.

Fotos: pixabay, serie Divorce HBO

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