He decidido empezar el nuevo año dando caña, porque creo que es necesario poner los puntos sobre las íes en un tema que no deja de darme vueltas a la cabeza, la supuesta pérdida de estilo e identidad de algunas bloggers. Desde hace un tiempo llevo oyendo eso de “si es que las bloggers visten todas iguales”, “yo ya no visito a fulanita porque ahora viste como todas” y en cierto modo es verdad que hay una línea marcada para las bloggers – a excepción de casos como Ivana Carpio de Love Aesthetics –, pero, ¿acaso el resto de la humanidad no viste “igual”?
Uno de los ejemplos más claros de que todos vestimos igual nos guste o no es el tema Hunter, ya que cuando llueve es incluso cómico mirar a los pies de las chicas que te cruzas por la calle, ¡un 99% de ellas calzan las dichosas Hunter – o en su defecto alguna copia de ellas –! Y no, qué va, eso no es ni mucho menos dejarse influenciar e ir “todas iguales”.
No quiero llevar este tema al extremo pero, ¿cuántos de vosotros no se ha horrorizado del tal o cual tendencia, prenda o accesorio nada más verlo y al cabo del tiempo ha terminado en el armario?
Otro ejemplo bien fácil son las Ugg, esas antiestéticas pero calentitas botas de pelo que al igual que las Hunter se han reproducido como champiñones desde primeros del siglo XXI. Creo que podría apostarme una cena y no la perdería a que tras haber leído alguno de estos dos ejemplos alguien ha sonreído al saber que me estaba refiriendo a casos como el suyo, pero oye, luego son las bloggers las que visten todas iguales y se dejan influenciar por las modas.
Con este post mi intención no es otra que intentar abrir los ojos a esos haters que tiran piedras sobre ciertas bloggers con la excusa de su cambio de estilo, poca personalidad, fashionismo empedernido o incluso locura transitoria por lucir no se qué prenda en una estación o situación “nada adecuada”. Queridos míos, eso es inspiración, no es necesario cumplirlo a rajatabla, al igual que tampoco cumplís - o cumplimos, me incluyo - todas las tendencias vistas sobre las pasarelas.
Está claro que son pocos los mortales que pueden soportar llevar los tobillos al aire a -10ºC por muy monísimo de la muerte que quede, pero nadie os está diciendo que lo sigáis a rajatabla, aunque me apostaría otra cena a que muchos de los que os horrorizáis por esto dentro de no mucho lucís los tobillos al aire incluso en el polo norte, sobre todo si veis que vuestra amiga del alma o la vecina del quinto lo hace. Pura imitación que se dice.
He huido a las Bahamas por si decidías apedrearme tras este post. Stop. No intentéis buscarme. Stop. Volveré. Full stop.
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