Balmain otoño-invierno 2012/2013: ¿aceptamos Balmain como marca cool?

Estamos ante la segunda colección de Olivier Rousteing para Balmain, en la que el diseñador ha buscado inspiración en los huevos de Fabergé: perlas y cristales cubren las creaciones salidas de sus talleres. Una obra cumbre de la joyería que sólo sirve para estar guardada en una vitrina, ¿y para lucir en la calle? ¿Sigue siendo Balmain la marca cool con la que Christophe Decarnin logró captar la atención del público, famosas y equipos de clonadores de las marcas low cost, o no?

Tapicería de lujo

Como si las modelos salieran del palacio de Versalles del siglo XVII, la tapicería se utiliza para los diseños recargados de Balmain. Elaboradas piezas hechas a mano que se transforman en ajustados vestidos y amplios chalecos. Tejidos acolchados y gruesos que no son fáciles de llevar.

Blue Velvet

Otro elemento más propio de decoración de interiores que del vestuario moderno: el terciopelo, que se tiñe de azul para crear pantalones y blazers. Elegante y lujoso, un elemento que sí podría convertirse en el favorito de las voguettes y trendsetters.

Hombros cuadrados

La firma que puso de moda las hombreras hace tres años recupera la silueta de hombros fuertes, aunque esta vez con una silueta cuadrada, tosca, chaquetones que se llevan amplios y con caída desde los hombros, complementados con pantalones pitillos. ¿Será ésta la silueta que vuelva loca todas las fashionistas el próximo invierno?

Al fin y al cabo, esa es la pregunta del millón. Si Balmain sigue siendo tan cool como para cobrar más de 1.000 euros por unos vaqueros rotos, o 6.000 euros por un vestido y para convertirse en inspiración del resto de firmas, esté quien esté a la cabeza.