Fiesta de Prada en Valencia

Fiesta de Prada en Valencia
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Glamour, elegancia, lujo...todos estos adjetivos sirven para describir la fiesta que organizó Prada en Valencia como bienvenida a la Copa de América. La marca de lujo, que patrocina al equipo italiano Luna Rossa, alquiló un espacio emblemático de la ciudad, el Mercado Central, para celebrar una de las fiestas más esperadas del año. El inicio de la Copa Louis Vuitton, antesala de la Copa América de Vela, dio el pistoletazo de salida en el marco de una velada organizada por la firma italiana.

Una mezcla de mucho y poco glamour, ya que, por un lado, el lujo estaba servido con los invitados y vestidos, pero a la vez el escenario contaba con un total de 33 puestos abiertos de verdura, marisco, embutido y frutas. La verdad, no me pega mucho una lechuga en medio de un diseño de Prada o esa mezcla de perfume y marisco, no, no lo acabo de ver.

En la fiesta estuvieron presentes 1500 invitados, algunos de ellos de los que no se pierden una y otros porque se merecen estar ahí, pudimos ver a Blanca Romero, la actriz francesa Chloë Sevigny (ambas con diseños de Prada. Se las puede ver en la segunda imagen. Blanca de azul electrico y Chloë de rosa palo), Lorenzo Quinn, Eugenia Martínez de Irujo, Inés Sastre, Ariadne Artiles y Fonsi Nieto, Ágatha Ruiz de la Prada (vestida de ella misma, tan original y llamativa como siempre) o el diseñador cordobés Elio Berhanyer, uno de los maestros de la moda española. Pero sin duda, los protagonistas fueron una pareja de lujo: Demi Moore y su marido Ashton Kutcher. Lá pareja, que llegó con dos horas de retraso, eclipsaron a los asistentes, especialmente la actriz, que a sus 44 años, tiene una figura envidiable y así lo dejó mostrar con un radiante vestido negro de raso con plumas. No me la imagino rodeada de marisco y verdura en el Mercado de Valencia y ella tan mona.

Prada no reparó en gastos para agasajar a amigos y clientes de la marca. El recinto fue decorado por el estudio de Rem Koolhaas, el arquitecto ganador de un premio Pritzker, que también ha construido varias de las tiendas de Prada en todo el mundo. El catering corrió a cargo de El Bulli, el restaurante del cocinero Ferran Adrià, todo un lujo para los más afortunados.

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