¿Tiene sentido que unos vaqueros cuesten 2.000 euros? Sí, te explicamos por qué.

¿Tiene sentido que unos vaqueros cuesten 2.000 euros? Sí, te explicamos por qué.

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¿Tiene sentido que unos vaqueros cuesten 2.000 euros? Sí, te explicamos por qué.

En agosto del 2015 Vetements, la marca creada por el ahora famoso Demna Gvasalia, rompía internet con sus vaqueros reciclados a 1.250 euros que se agotaron pocos días después de salir a la venta. Cada par estaba hecho a partir de dos pares de vaqueros vintage. O sea, cada par era único.

Pues bien, no es lo más exclusivo que hay. Los vaqueros más exclusivos del mundo rozan los 2.000 euros y los fabrica en Kojima, Japón, la marca Momotaro Jeans.

¿Qué tienen de especial?..

Los mejores materiales del mundo

Momotaro Jeans Gold Label, el modelo que llega a costar casi 2.000€, tarda en fabricarse un año y es la máxima expresión de la obsesión japonesa con el estilo americano de los años ‘50, unida a sus siglos de tradición textil.

Como las mejores marcas de denim japonés, Momotaro parte del mejor algodón posible, el que se cultiva y recoge a mano en Zimbabwe. El clima de esa zona permite conseguir unas fibras particularmente largas y resistentes. La recogida a mano hace que apenas haya impurezas.

El siguiente paso es el hilado. Actualmente casi todo el algodón se fabrica utilizando la técnica “open end”. Es una técnica creada en los años ‘60, rápida y eficiente, que produce un hilo más uniforme. El mejor denim japonés, en cambio, se teje con hilo que utiliza la técnica “ring spun”, que reproduce todas las etapas del hilado a mano: primero el cardado, luego el peinado y, finalmente, el hilado en si. En el proceso se eliminan las fibras más cortas. El resultado es un hilo más resistente, con ligeras imperfecciones. De hecho los fabricantes japoneses buscan estas imperfecciones ya que son las que le darán más carácter a la pieza final. En el tejido del denim se pueden utilizar hilos “ring spun” sólo para la urdimbre o tanto para la urdimbre como para la trama. La segunda opción es más cara, se considera mejor y se conoce como “denim ring ring”.

El siguiente paso es el teñido del hilo. Para esto se utiliza el índigo natural. Su peculiaridad es que, a diferencia de otros tintes, no penetra en el interior de la fibra. La cubre de manera homogénea, pero sólo en la superficie. Esto significa que con el uso empezará a aparecer el interior blanco de la fibra. Es precisamente lo que le da el aspecto desgastado a un pantalón vaquero.

Indigo

Una vez teñido el hilo, este pasa a los telares. La peculiaridad del tejido vaquero es que el hilo de color azul se utiliza sólo para la urdimbre, la trama se hace con color crudo. Por eso el revés del denim es mucho más claro que la cara.

Vaqueros “slow fashion”

Los vaqueros japoneses en general son conocidos por la calidad del tejido. Hacía los años ‘80 Levi’s y demás marcas empezaron a utilizar tejidos fabricados en telares de última generación, mucho más eficientes y rápidos. Esto significaba un tejido más liso y más económico, ya que necesitaba menos algodón. Pero en Japón la gente seguía buscando vaqueros americanos como los de antes, los que ahora se llaman vintage. Este interés por el denim auténtico hizo que varios fabricantes de la región de Okayama, conocida por su tradición textil, pusieran a punto sus telares antiguos, de lanzadera, los Toyoda modelo G, las poco eficientes máquinas construidas en los años ‘30.

Aparte de un mayor consumo de algodón y un tejido con más textura gracias a las imperfecciones del hilo, los telares antiguos tienen otra peculiaridad: producen una tela con orillos perfectos, lo que permite aprovecharlos a la hora de cortar el pantalón para no tener que remallarlos. Así es como empezó la fama de los vaqueros “selvedge”, o sea, vaqueros que no necesitan remallado, “self-edge” en inglés. Los selvedge no son precisamente una cosa nueva, son la vuelta a lo antiguo. En un mundo lleno de pantalones fabricados en masa, en Turquía o China, de la manera más eficiente posible, al precio más bajo posible, los selvedge permiten identificar un producto especial, hecho para conseguir los mejores resultados, no el menor coste.

Selvedge
Qué aspecto tiene el "self-edge".

Momotaro Jeans Gold Label le da una vuelta de tuerca más a esta característica del denim hecho en Japón: el telar que utiliza no es un Toyoda modelo G. Es un antiguo telar de mano, utilizado desde hace cientos de años para la fabricación de kimonos. Hacen falta 8 horas para fabricar un metro de denim en un telar de estas características. La textura de este tejido, elemento importante a la hora de conseguir una decoloración y rozaduras interesantes, es única en el mundo.

Como todos los demás pantalones de Momotaro Jeans, los Gold Label se cosen a mano. El proceso tiene tantos pequeños secretos que podría superar en complejidad la fabricación de las míticas chaquetas Chanel: tachuelas ocultas para reforzar las esquinas, protegidas por una capa extra de tela para evitar un desgaste demasiado rápido, trabillas convexas para conseguir una decoloración bonita...

Todo esto explica por qué un par de vaqueros llega a valer ese dinero. Pero hace falta otro ingrediente más para hacerlos realmente especiales: tu toque personal.

El último paso para unos vaqueros únicos

Unos vaqueros Momotaro no llevan lavado o desgastado artificial, son lo que se llama "raw denim", denim bruto. También se le conoce como "dry", seco, sin lavado. El papel del propietario de un par de vaqueros de este tipo es muy importante: debe llevarlos todos los días, sin lavarlos, durante un mínimo de 6 meses, aunque algunos consiguen aguantar hasta 2 años. Con el uso se consiguen dos cosas: la tela gruesa y rígida se va amoldando a tu cuerpo, creando el par de vaqueros perfecto en cuanto al ajuste; el desgaste superficial de las fibras y la pérdida de color le dan un aspecto único, irrepetible, el determinado por tu estilo de vida.

Más que un pantalón, un vaquero así es una historia. Se le ponen parches y se remienda, añadiendo carácter a la pieza. Hay incluso un mercado de segunda mano que busca estas piezas únicas. En cierto sentido son como el kintsugi, las piezas de cerámica japonesa reparadas con pasta de oro. Sus imperfecciones y las marcas de lo que han vivido, acentuadas por el metal precioso, es lo que las hace valiosas. Pero no cualquier pieza de cerámica rota puede llegar a ser kintsugi: para que valga la pena arreglar algo, la pieza original tiene que ser valiosa.

Momotaro Usados

Momotoro Jeans Gold Label ofrece precisamente esto: una hoja en blanco de la mejor calidad posible sobre la que escribir una historia. Una prenda de vestir que vale la pena arreglar, una que puede contar lo que has vivido, cuyas partes desteñidas y desgastadas dicen que tu vida ha sido interesante.

Fotos: Momotarojeans.net

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