Simpática, con mucho carisma, alegre y divertida. Jennifer Lawrence es una artista cuyo encanto es indudable. De las que enamoran al instante por su juventud y cercanía. Con la industria del entretenimiento obcecada en convertir a cada estrella en una mujer siempre radiante sobre la alfombra roja Jennifer Lawrence se encuentra ante su papel más difícil: transmitir lo que no es, no es una mujer de Alta Costura de Dior.
El cine podría acabar una vez que salimos de la gran pantalla pero pensar eso sería idílico. Los flashes y la eterna promoción hacen más por algunos productos que la calidad de estos. Jennifer Lawrence triunfa en su trabajo como actriz promesa (o confirmada ya para muchos) pero sobre la alfombra roja se la sigue viendo forzada.
Dior puede estar buscando nuevos cambios y rejuvenecer una marca con un Raf Simons al frente buscando el prêt-à-porter hasta cuando se despierta por las mañanas y en sus más queridos sueños. Pese a todo la imagen y el estilo siguen ahí, no se pueden cambiar con bandazos (aunque todo es mirar a Saint Laurent y pensar otra cosa, claro).
La imagen perfecta de Dior, hasta el momento, sigue siendo Marion Cotillard quien transmite a la perfección el estilo sofisticado de Dior (sobre todo en la alfombra roja), buscando la diva clásica pero rejuvenecida. Ese nuevo pero viejo tan bien defendido por ella. Pero Jennifer Lawrence está muy lejos de esa imagen de Dior ahora mismo.
Cuando Dior nombró a Mila Kunis alguien ya tuvo que preguntarse qué estaba pasando. Un error tremendo. Si Jennifer Lawrence está lejos de encajar con Dior Mila Kunis juega en Tercera Regional. Octubre de 2012 y Jennifer Lawrence cogía el relevo como imagen de la firma. Firma que irónicamente casi nunca había lucido. Muchos pensaréis en el caso de Kristen Stewart y Balenciaga. Nada que ver. Aquel fichaje tenía mucha cabeza pensante detrás e intereses mutuos con criterio.
Ahora que Jennifer Lawrence se encuentra presentando la última entrega de la película 'Los juegos del hambre: en llamas' volvemos a ver a Jennifer Lawrence sobre la alfombra roja y vuelve el quiero y no puedo tan negativo. Llama la atención que de cinco looks de Christian Dior que la actriz ha lucido tres sean de Alta Costura, casualmente los tres en los que menos éxito ha tenido.
Transparencias, falso largo, bodies diminutos, vuelos, tejidos de raso, cortes no tan favorecedores para ella... Salvo el vestido sin tirantes y con un palabra de honor asimétrico, en blanco roto, donde aquí ella sí lució más guapa, el resto de elecciones han sido muy forzadas.
En la línea prêt-à-porter no cambian las sensaciones, aunque no llegan a ser tan excesivas. Aunque siempre hay algo que no acaba de convencer del todo.
Con el nuevo corte de pelo Jennifer Lawrence está aún más guapa pero solo cuando acaba transmitiendo su estilo informal y se deja de maquillajes más apagados y oscuros. No es jugar a buscar cuál es la careta perfecta, es defender la propia. Y la de Jennifer Lawrence está muy clara.
Le pasa igual en los vestidos. No tiene nada que ver cuando escoge otras firmas y diseños más deportivos e informales como Proenza Schouler. Aquí es donde ella encuentra más su sitio. Parece otra. Como la pieza de puzle que encaja sin forzar. El simple detalle de la línea vertical en mostaza. Lo mismo ocurre con este diseño de Alexander McQueen donde se apunta a los tops luciendo un mínimo ombligo y marcando figura con el estampado en blanco de la firma inglesa.
Si hasta el estilo cóctel, recurriendo al recuerdo de las flappers modernas de Jacobs le sienta mejor que otras ideas de Dior.
Es guapa, joven y con un tipazo para defender lo que quiera pero al final el problema de las chaquetas es que mejor cada uno con la suya.
Y la chaqueta de Jennifer Lawrence por el momento no son esos diseños de Dior.
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