Junio: yo te maldigo siete veces

Junio: yo te maldigo siete veces

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Junio: yo te maldigo siete veces

Así es junio. El mes engañabobos por excelencia. Que sí, que los días son más largos, hace calor de ir a la piscina, las heladerías de tu barrio estrenan nuevos sabores y las terrazas te invitan a sentarte hasta altas horas de la noche. Lástima que en el fondo siga sin ser verano, tú tengas que madrugar como cualquier otro día del año, no puedes tocar la piscina ni con un palo y falten días y más días para que puedas oler las vacaciones. Y eso no es todo, amigos. Hay siete razones más por la que lo maldecimos.

1.- Da igual lo que hagas: ya no llegas a la Operación Bikini.

Vamos, que es totalmente imposible que pierdas en un mes los gramos que has acumulado durante los primeros seis meses del año. Y mucho menos, con todas las tentaciones que te ofrece el verano en forma de cervezas, helados, polos y otras manifestaciones gastronómicas de temporada. Que sí, también es el momento de darle duro al gazpacho y a la sandía, pero reconoce que eso es muchísimo menos tentador. Siempre puedes apuntarte a nuestra Operación Bikini que consiste, simplemente en hacerte la idea de que dentro de poco tendrás la oportunidad de ponértelo.

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2.- Y aún te queda la "otra" Operación Bikini.

Para dar con el bikini adecuado tendrás que poner sobre la mesa todas tus habilidades estratégicas y desarrollar al máximo tu capacidad logística, aunque sería muchísimo mejor si consiguieses contratar a Napoleón o, en su defecto, al gran Julio César. Da igual: por mucho que te prepares para tu incursión en las tiendas del centro de tu ciudad acabarás cansada, desesperada y con un bikini que se terminará convirtiendo en un bañador cuando vayas a cambiarlo al día siguiente (suerte que este año está más de moda que nunca).

3.- Eres la musa del tipo que escribió aquello de "con su blanca palidez".

Sí, con junio llega el momento de mostrar tu piel desnuda a un montón de desconocidos y no estás preparada ni psicológica, mi mental ni prácticamente (lo más peor). Es entonces cuando comienza ese proceso de auto-tortura personal (y de pedir un crédito al banco) que implica exfoliarse, arrancarse hasta el último pelo del cuerpo y aplicarse de golpe todas las cremas que olvidaste darte antes con resultado "cero patatero". La única solución cortoplacista que podría disimular algo lo que no has hecho durante el invierno es ir a un instituto de belleza a que te pongan autobronceador por todas partes, por eso de que estar morena adelgaza ópticamente y disimula mucho mejor las imperfecciones de la piel.

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4.- El horario escolar se reduce ¡¡hasta tres horas!!

Si para los que somos padres ya es difícil llegar a tiempo al cole en condiciones normales, durante el mes de junio tenemos que hacer el esfuerzo de convertirnos en superhéroes para llegar dos y tres horas antes. Eso o convertirnos en anti-héroes que van al banco para pedir otro crédito para poder apuntarles a actividades extras.

5.- Y las exhibiciones, los campeonatos, las fiestas de fin de curso y demás se multiplican por tres.

Porque a este mes le faltaban más emociones es el momento ideal para concentrar todos los acontecimientos importantes en la vida de tus hijos: la final de natación, el último partido de fútbol, la exhibición de pintura o el festival de fin de curso. Para que la cosa se parezca el dramático final de una película varias de las actividades tendrán que coincidir en el tiempo (pero no en el espacio) y tú tendrás que volver a reencarnarte en un superhéroe con el don de la ubicuidad para poder llegar a diferentes partes de la ciudad al mismo tiempo.

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6.- Es el momento de agobiarse con la planificación del resto del verano.

Sí, todo coincide en tan sólo quince días, pero cuando llegue finales de mes tus hijos no tendrán nada que hacer ¡durante dos meses! Ahora es el momento de anticiparte y buscar una solución en forma de cursillos, campamentos, campamentos urbanos, etc. Ah, y por supuesto, de pagarlo. En el banco ya te han preparado tu propia mesa.

7.- Los días son más y más largos... y las vacaciones parece que no llegan nunca.

En invierno estar encerrado en el trabajo era mucho más llevadero, con ese cielo tan gris plomizo o la lluvia que no invitaba para nada a pasear. Pero ¿quién es el ser humano que puede aguantar ahora estar encerrado ahí dentro toda la jornada laboral? ¿No deberías estar en la piscina en vez de estar terminando este informe? Es una tortura de dimensiones elefantiásicas.

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Ig Tre

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En Trendencias|Las 25 cosas que tienes que tener en cuenta cuando vayas a comprar el primer bikini de la temporada

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