Encuentro con las costureras de Balenciaga: así se trabajaba en un taller de Alta Costura

Encuentro con las costureras de Balenciaga: así se trabajaba en un taller de Alta Costura

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Encuentro con las costureras de Balenciaga: así se trabajaba en un taller de Alta Costura

Ayer fue el día de Santa Lucía, patrona de las costureras y modistas. Sin ese oficio no se puede comprender la moda, sobre todo, la moda como era antes. Poder charlar con las costureras que trabajaron bajo las órdenes de Cristóbal Balenciaga, que hacían Alta Costura en su época dorada, es todo un privilegio que no me quise perder. Así que nada menos que en el museo Balenciaga de Guetaria pude asistir a una reunión con las mujeres que mejor pueden explicar los entresijos de los antiguos talleres de Alta Costura. Una experiencia única que nos transmite el amor por un oficio y por unas prendas que son arte.

Así era el taller de Cristóbal Balenciaga

Para empezar, me sorprendió la juventud de esas mujeres. El taller de Balenciaga en San Sebastián cerró en 1968, cuando el pret-a-porter estaba desplazando a la Alta Costura. Las modistas entraban a trabajar en el taller con apenas 14 años, generalmente a través de conocidas y por recomendaciones familiares, y allí se les enseñaba todo lo que necesitaban para aprender a coser. Loli, Mari Carmen, María Eugenia y Marivi fueron de las últimas mujeres que trabajaron en el taller de Balenciaga y cuando lo hicieron eran realmente jóvenes. Así que todavía nos pueden explicar con todo lujo de detalles cómo funcionaba el taller.

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Por un lado, estaba la zona noble, donde se recibía a las clientas y se hacían las pruebas. Por otro lado estaba el taller, que se dividía en modistería, sastrería y sombrerería. En modistería básicamente hilvanaba las prendas con hilos de seda para no marcarlas y en sastrería llevaban a cabo el trabajo definitivo.

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Ellas apenas conocieron a Cristóbal Balenciaga puesto que el residía en París donde presentaba las colecciones. Además tenía talleres en Madrid, Barcelona y San Sebastián donde atendían a sus clientas. De París llegaban los patrones para recrear en cada ciudad el estilo y adaptarlo a las modas locales y a las preferencias de las clientas. Se modificaban telas, colores y por supuesto, se llevaba a cabo la confección a medida de la prenda para que ésta le sentara a la clienta como un guante.

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Balenciaga no trabajaba con patronista como se hace actualmente, trabajaba directamente sobre el cuerpo de la clienta o de la modelo y luego recreaba el patrón. Por eso era venerado por los diseñadores de la época, que le admiraban profundamente como Hubert de Givenchy o Christian Dior, que decían de él que era el verdadero arquitecto de la moda y el maestro de todos ellos.

Un trabajo delicado que alcanza la categoría de arte

Cuando es arte no hay tiempo

Las veces que Cristóbal visitó el taller se mostraba como un verdadero caballero, perfeccionista, muy detallista, serio, pero generoso y cariñoso con sus trabajadoras. Las prendas tenían que estar perfectas, y muchas veces entraba por la noche al taller para desmontar chaquetas o faldas que no eran de su agrado. Incluso aunque quedaran apenas dos días para la entrega. Las costureras comentaban que hubo prendas que las tuvieron que rehacer hasta 14 veces. Todo para que la clienta quedara contenta y el trabajo fuera perfecto. Como comentaba una de ellas "Cuando es arte no hay tiempo". Nada que ver con la fast fashion de hoy en día cuando las colecciones crucero, verano, prefall e invierno casi se solapan entre sí.

Los diseños de Balenciaga eran muy codiciados, y muchos eran los que querían copiarlos. Pero si alguna modista copiaba los patrones, era castigada duramente. Como anécdota, las costureras contaban que sí se solían encerrar en el baño para hacer copias de las chaquetas para ellas mismas, y así poder recrear la prenda en su casa con telas propias. "Las mangas y los cuellos eran maravillosos, y sentaban perfectos, nunca he visto algo así, y por eso todas queríamos tener una chaqueta igual".

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Muchas de las asistentes a la charla están estudiando costura actualmente, y por eso pueden apreciar todos los comentarios acerca del oficio artesanal y del impecable trabajo que llevaban a cabo: se tenían maniquíes con las medidas exactas de las clientas para trabajar sobre ellos, el trabajo que llevaba el interior de las prendas con las entretelas y los pesos era extremadamente laborioso para conseguir los volúmenes adecuados, se teñían los hilos para conseguir el tono exacto de la tela, los botones se forraban por arriba y por abajo, y las prendas conseguían disimular todo tipo de defectos físicos de las clientas (podían incluso simular un pecho más generoso, o corregir una pequeña chepa de una mujer de avanzada edad). Nada que ver con las prendas actuales que vienen casi todas mal rematadas, incluso prendas caras.

Los mejores recuerdos de las costureras

Los momentos más bonitos eran los previos al desfile. Vestir a las modelos, y colocarles las joyas y los complementos, con esos diseños tan ideales en los que ellas habían trabajado tanto era todo un espectáculo. También recuerdan divertidas las peleas que había para entregar los encargos en las casas de algunas clientas de la burguesía, porque las propinas podían ser realmente generosas.

Como anécdota, nos contaron que el momento que todas esperaban era el día de su boda, porque el regalo que recibían era nada menos que el diseño del vestido de novia. Ellas ponían la tela y las compañeras, fuera del horario de trabajo, confeccionaban el vestido de novia con un diseño de Balenciaga.

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Tras trabajar años en el taller de Balenciaga, estas mujeres eran muy codiciadas para trabajar en otras casas de moda, y jocosamente nos comentan que sólo saben hacer los trabajos de costura perfectos. Incluso una nos contó que deshizo una blusa entera que le habían regalado porque no estaba bien confeccionada.

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Como veis, es todo un placer hablar con unas mujeres que conocen tan bien el oficio de la costura y que tienen tanto que contar. Es una pena que ya no se trabaje así, sin mirar el tiempo, todo para que el diseño quede perfecto. Y si queréis comprobar esa Alta Costura con mayúsculas, no tenéis mas que acercaros al Museo Balenciaga de Guetaria, donde se puede ver a uno de los mejores creadores de moda de todos los tiempos.

Fotos | Cordon Press

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