Todos los mitos sobre el agua: cuánto hay de cierto en que beber mucha agua adelgaza o que el agua fría engorda más

Todos los mitos sobre el agua: cuánto hay de cierto en que beber mucha agua adelgaza o que el agua fría engorda más

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Todos los mitos sobre el agua: cuánto hay de cierto en que beber mucha agua adelgaza o que el agua fría engorda más

Hubo una época - si es que alguna vez ha llegado a pasar - en la que se repetía hasta la saciedad que teníamos que beber dos litros de agua al día sí o sí. Y ahí nos ves a todas con nuestra botella de agua de dos litros para delante y para atrás, intentando bebérnosla a la fuerza. Al tercer día cargando con la botella a todas partes tenías la sensación de que hicieras lo que hiciera no acababa de bajar nunca. Nunca dos litros se hicieron tan eternos.

Después nos dijeron que sí, que agua sí, pero que nunca con la comida y nunca jamás fría, porque eso engorda que no veas. El agua mejor en ayunas y con limón, pero templada o caliente - que eso sabe que no a quién se lo tome -. Tantos son los mitos sobre el agua que una ya no sabe qué hacer y lo único que quiere es beber cualquier otra cosa.

Muchos de los mitos sobre el agua no son ciertos, son matizables o tienen truco. Sin embargo, beber agua y mantenernos bien hidratadas es importante para nuestra salud y para nuestro cuidado. Por eso es importante saber diferenciar qué es verdad y qué no lo es, o no del todo.

Es obligatorio beber dos litros de agua al día

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El primer y más conocido mito que, no siendo del todo falso sí que es muy matizable. La cantidad de agua que tenemos que beber depende de muchas y diferentes variables y, por ello, no hay una cifra concreta que todos debamos cumplir todos los días de nuestra vida.

La recomendación del Instituto de Medicina es que los hombres adultos consuman unos 3,7 litros de agua y las mujeres unos 2,7 litros aproximadamente. Esta cantidad variará dependiendo de algunas variables, como si estamos embarazadas o dando el pecho, la edad que tenemos, nuestro nivel de actividad física, nuestro estado de salud o la temperatura que hay en el ambiente.

Además, esa cantidad de agua no es necesaria consumirla directamente de una botella de agua, sino que podemos consumirlo gracias a alimentos que contengan agua - como la fruta - o bebiendo otras bebidas como las infusiones o la leche. En general, nuestro cuerpo nos avisa con sed y otros síntomas si no estamos consumiendo suficiente agua.

El agua nos ayuda a perder peso

En este caso el mito es cierto o, al menos, relativamente cierto. Según algunas investigaciones un adecuado consumo de agua puede ayudarnos a reducir nuestra ingesta de calorías - y por tanto favorecer o facilitar la pérdida de peso -, pero en otros casos lo único que facilita es el mantenimiento del peso que ya tenemos.

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En general, cuando no estamos a dieta ni hacemos deporte de manera habitual, un alto consumo de agua está relacionado con una menor ingesta de calorías. En el caso de que estemos a dieta o mantengamos una actividad física habitual no se encuentra esa relación, aunque sí puede ayudar a que se gane menos peso - que no a perderlo -.

Eso sí, la ingesta de agua debe sustituir al consumo de otras bebidas calóricas. Es decir, aumentamos el consumo de agua porque reducimos el consumo de otras bebidas que nos aportan calorías. Es por ello que el agua nos ayuda a perder peso, pero consumir agua y seguir consumiendo otras bebidas que nos aporten calorías no está relacionado la pérdida de peso. El consumo de agua no es un remedio milagroso para perder peso, sino un hábito saludable que nos ayuda a evitar hábitos menos saludables.

El agua mejor templada, con limón y fuera de las comidas

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Consumir el agua con limón es una opción perfectamente aceptable - aunque solo sea por variar y no beber el agua siempre sola - pero el añadirle limón no influye para nada en que nos ayude a perder más o menos peso. El efecto que conseguimos es exactamente el mismo que bebiendo agua sin más.

Tampoco hay evidencias de que el agua caliente sea mejor o que tomar agua con las comidas engorde. Ni hace que retengamos más líquidos ni ninguna otra relación con el aumento de peso. En definitiva, si te gusta el agua templada con limón, puedes tomarla sin problema, pero el efecto en tu organismo - y en tu peso - será igual que la del consumo de agua normal.

El consumo de agua reduce la retención de líquidos

Es posible que hayáis escuchado tanto que el consumo de agua aumenta la retención de líquidos como que los reduce. La realidad es que mantenernos bien hidratadas ayuda a reducir la retención de líquidos que tenemos. No solo el agua, sino también otros alimentos como la verdura, la fruta o las infusiones, que nos aportan buenos niveles de hidratación. Mejoran nuestra digestión, favorece el tránsito intestinal y reduce la retención de líquidos.

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Y eso se va a notar en tu cuerpo. La retención de líquidos no solo se nota en el abdomen o en extremidades como manos y pies, sino también en cara y ojos. De hecho, puede incluso aumentar nuestras posibilidades de tener celulitis. Reducir esta retención de líquidos con un buen consumo de agua mejorará no solo las molestias, sino nuestro aspecto físico.

Agua para prevenir la cistitis

Las mujeres tenemos muchas probabilidades de padecer cistitis alguna vez - o varias - en nuestra vida. En este caso, la ciencia lo tiene claro: un buen consumo de agua, y mantener una buena hidratación, reduce el riesgo de padecer cistitis en un 48%. Beber agua favorece que vayamos al baño y reduce el riesgo de padecer infecciones.

Imágenes | Gtres

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